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Belgrano, valores inoxidables en tiempos de inteligencia artificial

Comparto con los lectores mi ponencia en el Encuentro Nacional Belgraniano, que se desarrolló los días Sábado 31 y Domingo 01 de Junio en el Monumento a la Bandera, organizado por el Instituto Nacional Belgraniano, el Centro de Estudios Belgranianos Siglo XXI y Valor Rosario.Participaron delegaciones de varias provincias, el Intendente Pablo Javkin y el Lic. Manuel Belgrano, chozno del prócer y Presidente del Instituto Nacional Belgraniano, entre otras personalidades.

¿Por qué Belgrano me conmueve?

PRIMERO: ÉTICA

▸ Belgrano fue profundamente ÉTICO. En un país que tiene desde hace mucho una relación difícil (por decirlo de una manera elegante) con la palabra “ética”, Belgrano es todo un faro. Actuó toda su vida con una coherencia infrecuente, incluso incómoda también para su tiempo.

Nunca buscó poder personal, ni abusó de su rol para enriquecerse, ni para sumar privilegios. Sentía el sufrimiento ajeno y se indignaba ante las injusticias.

Su sentido del deber fue tan profundo que lo llevó a entregar todo; su salud, su patrimonio, su vida misma … Entonces hoy, cuando tantos teóricos “servidores públicos” se acomodan a cuanto viento pueda soplar para enriquecerse o bien para parasitar en las diferentes estructuras estatales esa ética sin concesiones de Belgrano resplandece y orienta.

SEGUNDO: VALENTÍA

▸ Belgrano tuvo una enorme VALENTÍA que nació del compromiso

Muchos lo saben de sobra aquí:  el NO fue un militar formado. Siendo abogado, economista, periodista, escritor, diplomático aceptó liderar ejércitos, con la humildad de quien NO sabe si podrá, pero lo intenta…

Enfrentó derrotas durísimas, marchas a priori imposibles, realidades totalmente desconocidas para él, climas despiadados.

Y siguió siempre adelante NO por ambición, sino por CONVICCIÓN y amor a una causa.

TERCERO: AUDACIA

▸ Belgrano fue AUDAZ y decidido cuando la Patria así lo necesitó.

Cuando recibió la orden de no enarbolar bandera, desobedeció. Y lo hizo con total conciencia de las graves consecuencias que podría aparejar esa decisión. Pero con ese gesto de DIGNIDAD personal y audacia, fundó uno de los símbolos de nuestra identidad.

Y no fue un acto de rebeldía caprichosa. Fue una decisión meditada, inteligente desde lo simbólico y lo político. Belgrano entendía que los pueblos necesitan de símbolos y rituales para unirse.

Y enarboló la bandera no solo como un pedazo de paño, sino como un llamado a la unión en pos del país que nacía

 CUARTO: LIDERAZGO                                                                    

▸ Belgrano fue un líder capaz de generar y encabezar gestas colectivas pocas veces igualadas

El Éxodo Jujeño por ejemplo no fue una retirada. Fue un acto de heroísmo popular.Belgrano convenció a un pueblo enter de dejarlo todo para no rendirse. Y no lo hizo con promesas materiales demagógicas , ni con amenazas. Lo hizo con autoridad moral.Belgrano no mandaba: inspiraba.

QUINTO: ADELANTADO                            

▸ Belgrano fue un adelantado a su tiempo

Entendió que el progreso no vendría solo de las armas, sino sobre todo de las ideas. Promovió la educación, la agricultura, la industria nacional, el comercio justo.

Fue uno de los primeros en hablar de escuelas, también para las niñas, premios a la producción, la necesidad de preparar técnicos e ingenieros para el desarrollo de una industria que daba muy tímidamente sus primeros pasos

Quería una patria que pensara, que produjera, que se cultivara. Una patria libre no solo de enemigos, sino también de ignorancia.

Entonces podemos decir sin lugar a duda aguna que los valores de Belgrano no pasan de moda.

En esta era de hiperconectividad, donde la inteligencia artificial avanza con habilidades que nunca hubiésemos imaginado y parece querer reconfigurarlo todo, resulta más urgente que nunca volver a los valores que nos hacen humanos. Valores como los que encarnó Belgrano: la ética, el compromiso, la solidaridad, la humildad.

Rescatar estos valores en la actualidad NO es mera nostalgia: es estrategia.

Porque solo si cultivamos la ética, la educación, el liderazgo con visión humanista, seremos capaces de ser buenos “padres” de esta tecnología. De ponerla al servicio del bien común y no de la deshumanización.

Belgrano en su vida no hablaba de ética: la practicaba, en sus gestos, en sus renuncias, en su transparencia. En un sociedad tan golpeada históricamente por la corrupción y el descreimiento, recuperar la ética como bandera se transforma en una urgencia.

Belgrano fue un hombre que vivió para algo más grande que él mismo. No buscó honores, ni fortuna, ni gloria personal. Donó sus haberes, soportó enfermedades, aceptó la intemperie.Hoy, cuando el “sálvese quien pueda” se ha vuelto una especie de mantra social, su ejemplo nos regresa a la senda del verdadero sentido…

Fue un hombre que no construyó su vida desde la comodidad, sino desde la entrega. No eligió el camino más fácil, sino el que lo llevaba donde hacía falta. Comprendió como pocos que era vital “educar al soberano”

Sabía que un pueblo sin educación era un pueblo condenado. Quería una patria con argentinos que no dependieran, que no mendigaran,

sino que pensaran por sí mismos. Hoy, más que nunca, la educación sigue siendo la clave para la libertad profunda

Belgrano no quería pueblos sometidos, ni por gobiernos autoritarios ni tampoco por poderes económicos concentrados.Creía en una libertad real: la que permite a hombres y mujeres desarrollarse sin trabas ni mandones de turno.

Defendió el comercio justo, la industria nacional, el acceso al trabajo digno.

Sabía que no hay libertad verdadera sin condiciones materiales para ejercerla. Y hoy, en medio de tantos debates sobre el rol del Estado, el mercado y la justicia social, su pensamiento vuelve a cobrar vigencia como una luz para encontrar el justo equilibrio.

Belgrano no fue solo un hombre de su tiempo. Fue un hombre que se adelantó a la época. Y, quizá por eso también, un hombre profundamente vigente y necesario para el tiempo que nos toca vivir. Sus valores no envejecen. No se oxidan. Por el contrario nos siguen interpelando. Siguen provocando.

Para finalizar, Belgrano tampoco está en los mármoles, ni en los bronces. Está en los gestos anónimos de quienes resisten sin hacer ruido. Está en quienes siguen creyendo en la educación, en la ética, en justicia sin hacer alharaca.Porque no hay monumento más alto que una conciencia despierta. No hay bandera más fuerte que la que flamea en el corazón de quien se guía por la ética.

Belgrano nos dejó mucho más que una enseña patria, nos dejó un modelo de ciudadano, de servidor público, de alma luminosa que supo darlo todo sin pedir nada. Y si hoy su figura nos sigue conmoviendo, es porque el futuro necesita de esa luz.

Hoy más que nunca necesitamos belgranos. Hombres y mujeres que se animen a pensar más allá de la obediencia ciega, a actuar con ética aunque cueste, a resistir cuando el poder presiona, y a soñar cuando todo parece perdido.

La historia de este Monumento y de quienes lo hicieron posible, nos recuerda que la perseverancia vence. Que los sueños colectivos, cuando se abrazan con firmeza, terminan construyendo eternidad.

Y que mientras haya una bandera flameando sobre las almas nobles de este país, Belgrano no habrá muerto.

Miguel J. Culaciati