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Del buenrollismo

Uno de los representantes ilustres del buenrollismo local con fama internacional es un cocinero, Ferran Adria. Este señor alcanzó en la última década una fama global desproporcionada cocinando, o al menos la gente que le rodea. La fama, que viene de la mano del poder, le permitió a este señor construir un chiringuito para que vayan a comer sus coleguitas multimillonarios en un Parque Nacional protegido situado en uno de los lugares más bellos e imponentes de la tierra, el cabo de Creus. Es un lugar, para aquellos que no lo conozcan, casi único, de pronto te ves rodeado de mares distintos, es difícil de describir su belleza; los árboles y las rocas, azotados por la tramontana toman formas inverosímiles, un lugar verdaderamente mágico. Sobre todo, lo mágico era poder palpar la fuerza de la naturaleza sin contaminación humana, eso era lo más impactante.Lo conocí hace más de treinta años y nunca dejé de volver, allí solo había un pequeño restaurante abierto hace muchos años por una comunidad hippie y que hacen un arroz caldoso majestuoso. La cuestión es que hace días me contó un amigo, que a su vez le contó su amigo, que dicho sea de paso es mi primo, que tuvo que reservar mesa para ir a comer allí, al pequeño restaurante y que no pudo llegar porque se encontró un atasco de coches en el camino de Cadaqués al cabo de Creus. Para los que fuimos asiduamente al lugar es imposible hacernos a la idea de un atasco de coches allí, en el despoblado paraíso terrenal que ese lugar fue hasta hace no mucho tiempo.

Hoy mientras picaba cebolla para la ensalada escuché por la radio que debido a los atascos que se forman para llegar al cabo de Creus harán un parking cerca del cabo y un autobús lanzadera te subirá al cabo. Se acabó el cabo. A eso contribuyen los ricos poderosos y caprichosos como Ferran Adria quien se saltó todas las prohibiciones para construir su comedero en un lugar protegido y ahora aparte del atasco de coches en el cabo habrá atascos de helicópteros, porque así llegan sus clientes, en helicópteros.¡¡A comer gordos!!

Desde Barcelona para los lectores de la Revista del siglo.