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El pelo y las formas de lo monstruoso en el presente: exposición de arte de Silvia Albuixech

Por Fabián Soberón

En la película Nosilatiaj la belleza, de la directora argentina Daniela Seggiaro, se plantea un conflicto de poder entre una mujer criolla de clase media baja y la empleada wichi. A través de una serie de situaciones que viven los personajes se produce un abuso de poder. La dueña de casa y jefa de la chica wichi necesita el pelo para organizar la fiesta de cumpleaños de su hija. Y le cortan en pelo de la empleada wichi. La violencia se manifiesta a través de un gesto mínimo y concreto. El abuso de poder se expresa en la manipulación del cuerpo del otro. Y no se trata de un maltrato directamente económico o político sino de un vejamen a través del cuerpo. La mujer dueña de casa produce la dominación del cuerpo.En la historia del cine y de la literatura encontramos escenas de manipulación y de maltrato. No es necesario recurrir a guerras o a conflictos armados. A decir verdad, el abuso de poder se presenta en muchos casos mediante acciones mínimas o gestos aparentemente minúsculos. Pero estos comportamientos funcionan como una sinécdoque de las relaciones de poder entre las personas.

En los maltratos o crímenes de mujeres el pelo ocupa un rol clave. La cabellera larga aparece como un elemento particular, distintivo. Es forma y contenido de lo femenino (aunque claramente no es sólo signo de lo femenino ya que en diversas culturas los hombres llevan el pelo largo).

Sin embargo, podríamos decir que el pelo largo es visto como un exceso, como la corporeidad de lo sexual en un sentido simbólico y cultural. Por ese motivo no es casual que en ciertos actos de violencia el agresor o los agresores recurren a cortar el pelo, a tirar del pelo o a cortar directamente la cabeza.

En este marco pienso a la serie de pinturas de Silvia Albuixech.

La artista propone una serie de imágenes que ponen en escorzo, de frente, de atrás y en distintos tamaños la cabeza de mujeres que lucen el pelo largo.¿Qué nos dicen estás imágenes? En primer término ponen el foco en lo evidente, en la representación de lo evidente. El pelo es el pelo, pero ni bien fijamos la mirada las imágenes empiezan a connotar otros asuntos. Es como si la imagen se llenara de los sentidos que acompañan a la historia de las cabezas, de las cabelleras, de los abusos cometidos, de los crímenes, de los mensajes culturales sobre el pelo y las cabezas. ¿Las cabezas son bustos que hablan?La serie ofrece varias cuestiones. ¿Por qué están de espaldas los cuerpos? Hablo de cuerpos porque las cabelleras funcionan como una sinécdoque de los cuerpos. Queda en el aire, fuera de campo, la agitación de las miradas. Pareciera que las miradas están ocultas o que deben ocultarse. En este sentido, las pinturas trabajan con lo no dicho, con lo que queda fuera. Es tan importante lo que aparece en encuadre como lo que queda fuera del encuadre.

Lo mismo/lo otro, el monstruo

La artista representa el cabello y la cabeza de mujeres en distintos contextos. Aunque parecen sólo lo mismo las cabelleras son otras y las mismas. De este modo se articula el par el otro/ el mismo, en donde las mujeres y sus pelos son lo otro y lo mismo.

Son lo mismo porque a vuelo de pájaro se trata de cabelleras humanas ubicadas en el encuadre. Desde lejos, se trata de cabellos que sintetizan la figura y el cuerpo de mujeres y de un sujeto en tránsito. Es la representación del todo a través de una de sus partes. La aparente repetición produce la idea de serie, una serie de cabezas similares. Pero ni bien ponemos el foco más cerca vemos que se trata de lo otro. Cada cabeza viene de una alusión o de una referencia diferente. Está la cabeza de Medusa, el pelo de Lilith (la mujer bíblica), una cabeza en Alepo, el pelo como fetiche, la situación del pelo como síntoma de la transgresión. Es decir, la artista propone cabezas en situaciones históricas y espaciales diversas, incluso en situaciones que funcionan como síntesis de instancias muy diferentes. En este sentido, percibimos que la serie de lo idéntico es en realidad una serie de lo distinto. Lo aparentemente idéntico se vuelve lo otro.Por otra parte, las cabezas hacen referencia a injusticias, a maltratos, a crímenes, indican lo monstruoso. Las mujeres que llevan velo, las que sueltan su cabello son vistas como peligrosas. En el contexto de ciertas normas religiones, algunos actos femeninos son auscultados como lo otro, como lo raro, lo monstruoso. Las imágenes proponen interrogantes: ¿es el pelo de un humano síntoma de lo seductor, lo monstruoso, lo peligroso? ¿Por qué puede ser peligroso el pelo?

¿Una mujer o un ser en transformación pueden ser índice de lo monstruoso?

Las preguntas recaen en la pregunta por la identidad del que formula la aparición del monstruo: ¿quién habla, quién dice que existe lo monstruoso? ¿Desde qué cultura, desde qué perspectiva religiosa alguien puede convertirse en lo monstruoso?

Las pinturas de Silvia Albuixech abren preguntas. Y eso no es poco.

PD Con Fabian Soberon pensamos en la importancia de publicar su presentación en revistas o diarios , por lo que si es de tu interés, será bienvenido.
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