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Fredy Tarantino: «Dejamos Marruecos y llegamos a Cuba con el arte»

Dejamos Marruecos y llegamos a Cuba.

Comenzaré esta nueva serie de cuadros cubanos compartiendo con ustedes algo de todo lo que me provoca, me inspira y me colma el recorrer, sin prisa y sin pausa, esta maravillosa isla, bien llamada La Joya del Caribe.

Cuando llegué a La Habana por primera vez, ya sabía que no iba a ser la última. Me atrapó su olor a gente linda y hospitalaria.Me llamaron la atención, en primer lugar, sus casas de fachadas afrancesadas y de múltiples colores de tonalidad pastel, descascaradas y maltratadas por el paso del tiempo, pero que aún conservan su aire señorial de épocas pretéritas.

En sus calles me fascino mirando pasar los autos, de generosa silueta de los años 50, herencia de la industria americana, que hoy lucen como verdaderas joyas de colección.

Agradable es ver sus mujeres vestidas con ropas livianas, de pies rápidos y de labios con sabor a ron. Un largo malecón acompaña a un extenso paseo marítimo en donde las olas golpetean el muro a ritmo de salsa.Su música despierta al más dormilón, es que, sin permiso, su cadencia se mete por la piel y recorre nuestro cuerpo que no puede resistirse y sigue el ritmo hasta quedar gratamente extenuado.

De todas éstas y muchas vivencias más surgió la inspiración.

He visitado Cuba ya muchas veces y cada vez que regreso a casa traigo conmigo su atmósfera, que es la que intento revivir y perpetuar en el lienzo.

Volveré….