Por Miguel J Culaciati
Uno no puede al escribir una nota conocer de antemano el promedio de edad del público lector, habrá menores y mayores que yo, seguramente. De lo que sí puedo estar seguro es que los de mi generación y mayores transcurrimos una primera infancia en tiempos donde no existía internet, ni celulares, ni redes sociales , ni apps, ni algoritmos, ni asistentes virtuales.
Nos tocó vivir un mundo de cercanía. El tiempo fluía a otra velocidad, los intervalos de tiempo entre los sucesos amortiguaban el vértigo y daban más lugar a la actitud contemplativa / imaginativa. Muchos fuimos inmensamente felices disfrutando de ese “mundo de aldea”. Un mundo material, hecho de átomos y moléculas, de cosas que podíamos tocar, palpar y oler.
Hoy ese mundo tiende a disolverse en un mundo de información, de ametrallamiento acelerado de datos. El mundo digital cada vez mas se hibrida con el que aun consideramos mundo real, hasta el punto de confundirse entre sí, haciendo de la existencia una experiencia más intangible y fugaz. Acerca de estos cambios que se suceden tan vertiginosamente que ni siquiera dan lugar a analizarse críticamente, reflexiona un filósofo muy leído, muy de moda en Europa por estos tiempos, hablo de Byung Chul Han.Nacido en Seúl hace 63 años, inicialmente se inclinó por carreras vinculadas a las ciencias exactas pero, como dice en algunas de las entrevistas (de las pocas que otorga y que responde por escrito) El se considera un romántico y por lo tanto ese romántico interior no se sentía a gusto con una carrera técnica. Es entonces cuando decide emigrar a Alemania mintiéndole a sus padres. Marcha a Alemania a los 26 años, sin saber alemán, con la intención de estudiar literatura, se inscribe en la carrera pero la imposibilidad de leer velozmente le impide avanzar en tiempo y forma, por lo que se vuelca a la filosofía, para lo cual no se exigían tantos ejercicios de lectura veloz. Estudia en Alemania y luego en Basilea, Suiza . Hoy es Profesor en la Universidad de las Artes de Berlín.
Comienza a publicar ensayos y el salto destacado se produce con la publicación de “La sociedad el cansancio” en el año 2011. En esta obra describe el cambio, el paso del paradigma inmunológico al neurológico, del individuo explotado por el sistema al individuo auto explotado. El paso del “tu debes” de la sociedad disciplinaria del siglo XIX y parte del XX al “tu puedes” de fines siglo XX y XXI. Una sociedad de positivismo extremo donde no hay lugar para el fracaso. Un hombre cansado, agotado, exprimido por el sistema y devorado por su ego. Víctima y verdugo a la vez. Su libertad es al tiempo una condena de auto explotación. El libro tiene mucho éxito y luego Han continuará escribiendo muchos libros cortos, siguiendo prácticamente en tiempo real las consecuencias de los cambios tecnológicos que se iban sucediendo.
Antes de recomendar entonces la lectura la obra de este autor me parece atinado tener en cuenta ciertas consideraciones: a ) Byung Chul Han es un filósofo divulgador, un observador sagaz que escribe a veces dos y hasta tres libros por año. Obras cortas, llanas, que no llegan a las 200 páginas.b) También que escribe repitiendo sus ideas troncales, razonando y observando acerca de las consecuencias en nuestra vida personal y social/ vincular de los acelerados y profundos cambios que inciden tan intensamente en nuestra especie, las nuevas tecnologías que van colándose en todos los vericuetos de nuestra existencia modificando conductas,hábitos y vínculos.
c) Por lo tanto yo tomo a Han como un observador lúcido de una realidad cambiante, provocador y que habitúa llevar al extremo sus hipótesis, muchas veces fatalistas, con las que se puede o no estar de acuerdo . Un analista de la realidad con herramientas y entrenamiento para leer las circunstancias y sacar conclusiones que transmite en un lenguaje apto para todo público.
Personalmente acuerdo respecto a algunos de sus postulados y conclusiones, pero en otros terminantemente disiento (pongo como ejemplo de esto último el hecho de nominar “neoliberalismo” al sistema socioeconónico vigente en países europeos. Si el mismo autor expresa que el sistema “explota la libertad “, jamás podría un sistema de tales características ser llamado liberal o neoliberal ) Pero bueno, me resulta igualmente estimulante. Se trata de un observador inteligente que nos provoca a pensar, que nos insta a observar y cuestionar la realidad que vivimos unos escaloncitos por arriba de lo que habitualmente acostumbramos, alejándonos así de la simple aceptación o resignación y del nivel, por cierto paupérrimo, del debate de cabotaje cotidiano. Por tales circunstancias me han seducido los libros de Han.
El pensador reivindica en su vida personal la recuperación del contacto íntimo con la cotidianidad, le gusta cultivar lentamente su jardín, hacer cosas con sus manos, vivenciar los silencios. No utiliza smartphone. Se rebela contra “la desaparición de los rituales” que deriva en la desaparición progresiva de la comunidad y nos transforma en individuos perdidos en medio de sociedades enfermas.
Afirma que los smartphones se han convertido en una herramienta de subyugación digital que crea adictos y postula “domar el capitalismo, humanizarlo, romantizarlo”, señalando a la poesía y el coleccionismo como ejemplos de posiciones de resistencia. El teléfono móvil inteligente que nos prometía libertad y comodidad se ha convertido en una larga cadena que nos apresa y controla, estemos donde estemos. El smartphone pasa a ser el artículo de culto de la dominación digital, el infómata por excelencia.
Se pregunta Han: ¿consistirá la vida humana futura en un sistema de renta básica, híper control y juegos de ordenador? Sin dudas un panorama desalentador. Ya antes de Cristo el poeta Juvenal hablaba de panem et circenses (pan y circo), una sociedad, en aquél remoto caso la romana, en la que ya no es posible la acción política. El poder mantiene contentas y controladas a las personas con alimentos gratuitos y juegos espectaculares.
Y así la dominación perfecta se consuma: la gente se cree libre y sólo se dedica a consumir
y a jugar.
En este contexto prácticamente no se escuchan voces de cuestionamiento, muy pocos “basta !” ante esta invasión tecnológíca comunicacional que degenera en híper exposición, vigilancia y control. El rebaño humano actual se muestra mayoritariamente dócil (la experiencia de la pandemia lo demostró contundentemente) ante la entrega de libertad y privacía. Prevalecen el hedonismo y positivismo sin reconocer límite alguno. El sistema entonces no se ve en la necesidad de reprimir las libertad sino que es eficaz en explotarla.
No es represor, sino seductor. La dominación se torna invicta en el momento en que se viste de libertad. Leyendo estos fenómenos podríamos afirmar que tanto Orwell como Huxley se quedaron cortos en sus hipótesis distópicas.
Necesitamos acallar el bombardeo ininterrumpido de datos. Hoy percibimos el mundo a través de un permanente relampagueo de secuencias informativas en una pantalla que es una pobre representación del mundo. Y así también giramos en círculo alrededor de nosotros mismos. Se pierde la vivencia presencial. Nos desconectamos del mundo, que es mucho más que información y datos. La hipercomunicación termina obturando los espacios de silencio y soledad. El ruido constante vuelve imposible estar a la escucha y la naturaleza solo se descubre gracias a la pasividad primordial que implica ese “estar a la escucha”.
Las redes sociales que son “una comunidad de lo igual” donde se reproduce el “yo” de manera incesante y donde paradójicamente los sujetos buscan ser distintos a los demás.
Esa supuesta “diversidad” deriva en un “infierno de lo igual” donde todos se asemejan. Más allá de coincidir o no con estas ideas fundantes de Han recomiendo muy especialmente su lectura y análisis como un ejercicio estimulante a los fines de mantener el pensamiento crítico alerta y cuestionarnos acerca de dónde estamos parados respecto a los avances tecnológicos que tanto han cambiado nuestras vidas, especialmente en las últimas dos décadas.
Miguel J. Culaciati
OBRAS : La sociedad del cansancio / La sociedad de la transparencia / La salvación de lo bello / La expulsión de lo distinto / Loa a la tierra / Psicopolítica / La agonía del Eros / El aroma del tiempo: Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse / La desaparición de los rituales / En el enjambre / No cosas / Sobre el poder / Infocracia