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Empatía y relaciones interpersonales (Parte I)

“Importante herramienta a la hora de Asesorar en Imagen”

Camina un rato con mis zapatos»
Proverbio indio

Empatía es la habilidad cognitiva, que es inherente a un individuo, de tomar la perspectiva del otro o de entender algunas de sus estructuras de mundo ( mapas mentales, estructura de pensamientos, visión) sin adoptar necesariamente esta misma perspectiva.

Es lo que comúnmente conocemos como “colocarse en los zapatos del otro” para conocer o entender lo que ellos sienten a sabiendas de que cada individuo posee un guión propio. Es importante recalcar que esto no significa necesariamente compartir este guión ni la forma de pensar. Pero sí respetar al otro en sus opiniones y sentimientos, sin emitir juicio de valor.

Para algunos la empatía es empírica, ya que es la consideran una experiencia adquirida a traves de la simpatía ( componente emocional de la empatía) de las emociones de los demás y de las perspectivas tomadas de éstos.

En otras palabras, el ser empático es el ser capaces de «leer» emocionalmente a las personas.La empatía se enlaza con otras habilidades o capacidades de comportamiento importantes dentro de las cuales se incluye: calidad de interrelación, desarrollo moral, agresividad y altruismo. También incluye un respuesta emocional orientada hacia otra persona de acuerdo con la percepción y valoración del bienestar de ésta y una gama de sentimientos empáticos como ya hemos dicho anteriormente simpatía compasión y ternura.

Se ha establecido que puede existir una empatía que abarque respuestas con pautas afectivas y cognitivas. Trayendo esto como consecuencia dos distinciones : “ empatía cognitiva”, constituye una comprensión del estado interno de otra persona, y “empatía emocional” (o afectiva), que involucra una reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros y se coloca en el lugar del mismo.

La capacidad propia de cada individuo de conectarse con actividades mentales, adoptar la perspectiva de los demás o atender a sus propios estados internos se manifiesta desde la niñez. Desde el nacimiento el infante es capaz de experimentar un estado de aflicción personal en respuesta a la aflicción de otros, incluso la de su madre cuando se encuentran en el vientre. Sin embargo las habilidades cognitivas del niño se desarrollan con la edad, así como también los sentimientos de simpatía y la toma de roles, pero a la vez disminuyen la capacidad de aflicción personal. En fin a medida que vamos creciendo perdemos esa habilidad que poseemos de forma innata de colocarnos en el lugar de otros.

Las personas estamos predispuestas a empatizar con aquellos que consideramos similares o con objetivos parecidos a los propios, que encuentran dicha similitud como resultado.