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Iaia Cano, ícono de la alta costura, cuenta sus secretos

Iaia Cano es una de las más prestigiosas diseñadoras de moda de la Argentina. Después de instalar su novedosa Maison en la capital bonaerense, La Plata, se contactó con Mirtha Legrand, y el apoyo de Chiquita fue determinante para que su carrera, desde ese momento, no parara nunca más. Vistió a las mejores y más renombradas modelos nacionales, y también algunas internacionales, y tocó el cielo con las manos al hacer un desfile en la mismísima Torre Eiffel. Aquí revela cómo se inició y detalla algunos secretos de su saber hacer.-¿Siempre quisiste ser diseñadora?

-Sí, siempre quise ser diseñadora; tengo una frase que repito: «Antes de nacer ya sabía que iba a ser diseñadora», porque amo el arte y en especial la rama que se dedica al diseño, porque el arte es libertad y eso es lo que me gusta, a pesar que tuve una formación muy rígida, como fue la formación académica de abogacía y escribanía, al no haber una carrera vinculada al diseño e indumentaria que era lo que a mí me gustaba.

La Plata ya era una ciudad netamente universitaria, pero todavía no existe esa carrera; por eso, a los que nos queríamos formar se nos hacía muy difícil. Buscamos la formación autodidacta, íbamos a diferentes academias, leíamos mucho sobre historia del arte, tuve la posibilidad de viajar a Milán y así aprender bien la carrera que yo amaba, también fui a París, al Museo Metropolitano en Nueva York, estudié mucho corsetería, me ofrecieron una casa muy prestigiosa de marca de alta costura parisina con la posibilidad de quedarme a trabajar allí, pero decidí volver a mi país.

Al llegar a La Plata puse una Maison, una casa que estaba dedicada al seguimiento de la novia, las madrinas, clientes que vienen hacerse un vestido de alta costura hasta su asesoramiento total, los accesorios que también fueron incorporados los diseñaba y un joyero los realizaba, zapatos italianos, lo mismo que las carteras que acompañaban al conjunto sin olvidarme las medias, todo el asesoramiento completo, no sólo vender el vestido, sino todo lo que lo acompaña.

Cuando una comienza a diseñar lo estudia y luego lo plasma en un boceto; realizamos el modelo lo más parecido a lo que va a quedar; al finalizar el vestido, y recién cuando está aprobado por la cliente, ahí armamos, se desarma la tile y sirve como molde para llegar finalmente al vestido.

Lleva mucho tiempo el trabajo, pero me da una gran alegría llegar al diseño de un modelo único, me aburre repetir las cosas; cuando uno diseña con nombre y apellido, es decir que sólo lo va usar esa cliente en una ocasión determinada -ahora podemos ver que se puede usar un mismo diseño en más de una ocasión lo vemos también en la realeza-, eso fue lo que me inspiró a diseñar para una persona que tengo sentada enfrente de mí, desde que comienza la primera entrevista en mi Maison hasta ver logrado que el diseño queda perfecto en el cuerpo de la cliente, y trabajar con las diferentes texturas de muy buena calidad, generalmente de origen francés, italiano y también español, piezas muy acotadas para que no se repitan… Es muy especial la alta costura, pero a la vez es muy gratificante.-¿Cuáles son los elementos claves que considerás al crear una pieza de alta costura?

-Las texturas son fundamentales en la alta costura, como el terciopelo, el toile de seda natural, las gasas, esas telas muy etéreas, diseños que tengan amplitud en la falda, bordado cristal de Swarovski; son tan creativas, hasta el bordado de hilo de oro que queda tan delicado.

-¿Qué te inspiró para ser diseñadora de alta costura?

-El término alta costura proviene del francés Haute Costure y se enfoca a crear prendas artesanales dirigidas a un único cliente: esto fue lo que me motivó a realizar alta costura, siempre. Poder lograr una prenda original y artesanal, como si se tratara de un cuadro de arte.

Para ser considerada una diseñadora de alta costura debemos confeccionar prendas por encargo y a medida, y tener un taller propio con empleados a tiempo completo. La prenda no debería salir del taller del diseñador, para evitar el ajetreo que pueda sufrir. En mi taller se realiza todo en el mismo: bordados, drapeados y pintura.

Si lo requiere el diseño, lo único que se hace afuera es el plisado, porque necesita una técnica y maquinaria especial, oficio que prácticamente no va quedando en el país, el plisado artesanal, los tejidos, las telas deben ser suntuosas, poco vistas y generalmente caras.-¿Cómo ha evolucionado tu estilo a lo largo de los años?

-Mi estilo es muy atemporal. A pesar del paso del tiempo un “Iaia Cano” se reconoce con facilidad. Igual siempre estoy explorando nuevas formar de crear. La exclusividad, el tiempo dedicado y la originalidad de los diseños hacen que la alta calidad tenga un elevado precio que muy pocos pueden permitírselo.

Una vez instalada mi Maison de alta costura en La Plata, el reconocimiento llegó muy pronto. Comenzaron las invitaciones a realizar desfiles en Buenos Aires. Comienza otra etapa. La de la creación de colecciones de alta costura para participar en las mejores pasarelas de nuestro país.

La creación de una colección es un tema tan hermoso como complicado, lleva mucho tiempo, se realizan dos al año: otoño-invierno y primavera-verano. Se comienza por encontrar un tema de inspiración y luego en virtud del mismo comenzar a diseñar. En mis inicios eran no menos de 60 prendas, actualmente por razones de economía -costo y tiempo- en el mundo entero no se realizan más de 30 prendas de alta costura.

La selección de las telas y colores que se emplearán en esa colección y su realización; también la puesta en escena –música, escenografía, iluminación, por ejemplo), y la elección de modelos. Siempre trabajé con las mejores modelos nacionales y algunas internacionales de alta costura. Ejemplo: Dolores Barreiro, Mariana Arias, Carmen Yazalde, Andrea Frigerio, Mora Furtado, Patricia Miccio, Ginette Reynal. Y con el tiempo comencé a trabajar con las nuevas camadas de famosas modelos que iban apareciendo.-¿A qué celebridades has vestido a lo largo de tu carrera? ¿Qué sueño te queda por cumplir?

-Las modelos que desfilaron para mí en los últimos años: la mannequin argentina que triunfó con mayúscula en Europa y EE.UU., Milagros Schmoll, y también con ella hice una producción para una famosa revista de novia, Nubilis, y me dieron la tapa. Porque traer esa modelo era un lujo. El caso de Lola Ponce: todas las notas sobre ella eran “de Rosario a conquistar Italia: la cantante y actriz…”. A mí me desfiló e hizo una producción de fotos para una revista de novia también, que siempre fue mi fuerte. También Nicole Neumann, Ingrid Grudke, Juana Viale y su media hermana Manu Viale, Verónica Perdomo, Brenda Gandini (hija de Daniela Cardone, que también entre las modelos de mis inicios desfiló muchísimas veces), Pampita (desfiló e hizo producción de fotografías para revista), Mariana Antoniale (la Niña Loly), Julieta Prandi. Podría seguir nombrándote las mejores mannequin, todas las que pisaban fuerte en las pasarelas argentinas e internacionales.

-¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera?

-Mi despegue más grande se hizo de mi trayectoria fue cuando puse mi Maison, ya que no había ninguna casa que se dedicara a la alta costura, se retiraban de la Maison las novias, la madrina, la gente vestida de fiesta, toda vestida con un asesoramiento completo. Eso pegó mucho en La Plata, ya no se estilaba en aquella época.

A mediados en la década del 90 se me ocurrió traer a Mirtha Legrand a La Plata, para mi colección. El desfile se realizó a beneficio de dos hospitales la fundación Ana Mon. Fue algo impresionante: en La Plata no lo podían creer. Ese fue realmente mi punto de despegue. Lo realicé cuando ella estaba en Canal 7.

Fue un éxito: en el edificio Dardo Rocha había tanta gente… Mirtha condujo el desfile, era algo nunca visto; también vinieron Mariana Arias, Carmen Yazalde, Andrea Frigerio, como tantas otras modelos de renombre; también había actores y actrices. Fue un éxito total. Al otro día el diario de La Plata, en la primera página, decía: «Joven diseñadora platense y Mirtha Legrand convocaron a 1.700 personas». Y Mirtha al otro día, en el almuerzo, dijo: “Anoche conocí a una joven diseñadora, encantadora, con formación académica; me sentí tan bien”. Y a partir de eso fue el puntapié más importante.

De ahí comenzaron todas las invitaciones en Buenos Aires. Comencé a hacer las dos colecciones al año y en Sheraton o en Hilton. En esa época aparece el Fashion Week. Eso fue otro boom que me ayudó mucho. Así, todos los años, los dos Fashion Week. Así comienza la posibilidad de viajar al exterior. Después viajamos a Europa, ser elegida entre los mejores diseñadores de argentina, un desfile en la Torre Eiffel. Fue grandioso, con una gran repercusión. Todavía resuenan en mis oídos los acordes de “No llores por mí Argentina”. Al finalizar mi desfile en la Torre Eiffel la emoción que sentí lo tengo todavía presente. En ese momento supe que había tocado el cielo con mis manos, ya no podía pedir más. Desde allí comencé a vestir a Mirtha por años, cuando los almuerzos eran diarios; a Susana Giménez para su revista; a Araceli González, y muchas figuras más.