Durante una carrera, el deportista Abel Mutai representante de Kenia, estaba muy aventajado del resto y casi había alcanzado la línea meta , pero se confundió con los carteles de señalización y se detuvo pensando que ya había completado la carrera. El deportista español, Iván Fernández, que venía detrás, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, comenzó a gritarle para que continuara corriendo pero el keniano no sabía español y no entendió. Increíblemente el español lo empujó hacia la victoria.
Un periodista le preguntó a Iván: «¿Por qué hiciste eso?»
Iván respondió… «Mi sueño es que algún día podamos tener una especie de vida comunitaria».
– El periodista insistió ¿Pero, Por qué dejaste ganar a Kenia?
Iván le contestó – No lo dejé ganar, él iba a ganar».
– El periodista volvió a insistir ¡Pero podrías haber ganado!»
– Iván lo miró y le respondió..Pero, ¿cuál sería el mérito de mi victoria? ¿Cuál sería el honor de esa medalla? ¿Qué pensaría mi madre de eso?»
Habría que darle una medalla al atleta español por su invaluable ética deportiva y otra a sus padres por habérsela trasmitido, ¿no?