“Three Identical Strangers” es un film documental que narra la historia de Robert Shafran, Eddy Galland y David Kellman, unos trillizos estadounidenses nacidos en 1961 que fueron adoptados a los seis meses por familias distintas que no sabían que su hijo tenía dos hermanos.
El documental de Tim Wardle debutó en Sundance en 2018 con un Premio Especial del Jurado y llegó a la tele en octubre de 2019 por la señal premium HBO. Y desde entonces la historia no ha dejado de reproducirse, debido a su contenido dramático que toca lo más profundo del ser humano.
Desde este lunes 28 de junio, la cinta nominada a tres premios Emmy de la Academia de Televisión estadounidense también puede verse en Netflix bajo el título “Vidas separadas”: narra cómo los trillizos fueron parte del estudio científico secreto, “Naturaleza versus crianza”, que buscaba rastrear el desarrollo de hermanos genéticamente idénticos criados en diferentes circunstancias.En los años 60, una agencia de adopción, Wise, decidió un experimento cercano al nazismo: los entregó a tres familias diferentes, una rica, una de clase media y una de clase trabajadora. Los hermanos pudieron reencontrarse en 1980, y su historia genera desde entonces conmoción y empatía. Pero nada en su vida era una casualidad: fueron víctimas de un engaño cruel perpetrado por un oscuro psiquiatra.
Todo comenzó a salir a la luz en 1980, cuando Bobby Shafran llegó a la universidad pública de Sullivan, en Nueva York. En el campus, donde nunca había estado, pasaba algo raro: se acercaban a saludarlo y lo llamaban Eddy. Minutos después, otro muchacho le informó qué sucedía: había un chico idéntico a él, Eddy Galland, que estudiaba en esa universidad y que resultó ser su gemelo.
En un suburbio de Nueva York, David Kellman se enteró por su mejor amigo: su abuela había visto la foto de dos chicos separados al nacer que se habían reencontrado de casualidad en la universidad de Sullivan, eran iguales a él. Cuando volvió a su casa, su madre lo esperaba con la nota en la mano. Llamaron en ese mismo momento al diario y consiguieron el teléfono de Eddy. “Hola –dijo–. Me llamo David, nací el 12 de julio de 1961 y creo que hay otros dos como yo”.
Los tres fueron dados en adopción a tres familias distintas por la agencia Louise Wise Services, la más prestigiosa entre la colectividad judía neoyorquina. Solo los padres adoptivos de los trillizos cuestionaron lo que había ocurrido en medio de la alegría del reencuentro; nadie nunca les había dicho que sus hijos tenían hermanos. Cuando exigieron respuestas, les dijeron que los bebés habían sido separados por su bien, ya que consideraron que era demasiado difícil que alguien quisiera adoptarlos a todos.
Los jóvenes entonces emprendieron un nuevo rumbo en sus vidas: “Todo era nuevo, todo era celebración. Nos sentíamos como niños, porque no habíamos tenido una infancia juntos”, dice David.
Aparecieron en las tapas de las revistas Time y People, en las de todos los diarios del mundo y en los programas de televisión más vistos de la época vestidos igual y contestando a la par. “Vimos en que éramos iguales, y lo enfatizamos. Queríamos ser iguales, como si nos enamoráramos de nosotros mismos”, reflexiona Bobby.
Todos habían crecido en forma diferente Los Shafran eran una familia acomodada: el padre de Bobby era médico y su madre, abogada. Los Galland vivían en un vecindario de clase media: el padre de Eddy era un maestro estricto y la madre, un ama de casa tradicional. Los Kellman era una familia obrera de inmigrantes.
A principios de los 80 los hermanos se fueron a vivir juntos a un departamento en el Soho, se volvieron habitués de la legendaria disco Studio 54 y hasta participaron en el film “Buscando desesperadamente a Susan”, de Madonna. Cada uno se casó, abrieron un restaurante y facturaron un millón de dólares en un año.
Cuando el padre de David murió, Bobby dejó la sociedad y Eddy comenzó a tener cambios abruptos de temperamento: comenzaron a distanciarse. Antes habían conocido a su madre biológica, una mujer que tenía problemas de adicciones. Las cosas se complicaron aún más en 1995 cuando Eddy se suicidó, tras haber estado internado en un psiquiátrico.
Para la misma época un periodista dio con un estudio psiquiátrico inquietante: trillizos separados al nacer. Los hermanos no habían sido entregados a distintas familias para facilitar su adopción, como manifestó a los padres originalmente la agencia, sino como parte de una investigación científica ideada por el psiquiatra infantil Peter Neubauer, un refugiado austríaco del Holocausto cercano a Anna Freud y responsable del archivo de su padre.
En la misma época que los trillizos, se reencontraron otras gemelas dadas en adopción en la agencia Wise. Se calcula que fueron unos ocho los pares de hermanos separados, pero nadie lo sabe, porque el estudio jamás se publicó. “Cuando Wright me lo contó pensé que era como lo que hicieron los nazis”, dice Bobby. “Nos separaron y nos estudiaron como ratas de laboratorio”, se lamenta David.
Antes del éxito del documental de Wardle, nunca les permitieron abrir los registros. Cuando lo hicieron, Bobby y David no encontraron ninguna conclusión formal porque los informes están redactados en forma impersonal.