En toda ciudad, pero más aún en una como la nuestra, resulta muy importante rescatar y enseñar la historia local en las escuelas. Para construir identidad, para conocer cómo y quiénes gestaron lo que hoy tenemos. Para poder dimensionar aquéllas gestas y aumentar nuestro sentimiento de pertenencia.
Porque quien conoce valora, quien valora aprende a querer y quien quiere cuida lo logrado en la ciudad, que es la casa de todos.
No hay perspectiva abordable que no resulte altamente positiva en este sentido: aprender la historia política, cultural, económica, deportiva. A Rosario, hija de su propio esfuerzo, le sobran los motivos para sentirse orgullosa, pero a los más jóvenes, o a los miles que van llegando y deciden adoptarla como propia hay que mostrarles cómo se fueron dando las cosas para que aquél el Pago de los Arroyos en las tierras del Capitán Luis Romero de Pineda se convirtiera, en virtud al tesón, inteligencia y creatividad de sus habitantes en una ciudad de avanzada.
Se hace vital la necesidad de que la historia rosarina se consolide como materia principal en los programas y se apele a ideas creativas para fomentar la participación de los alumnos. Sea a través de concursos, conmemoraciones, teatralizaciones y, porque no, a través de propuestas que ellos mismos elaboren. De viejas experiencias siempre pueden surgir nuevas ideas y propuestas.
Aprender los hechos del pasado para así comprender mejor el presente y vislumbrar el futuro.
Conocer porqué están allí el Monumento, los museos, los teatros, los parques, las grandes obras públicas… Quiénes hicieron la música, la literatura, las artes plásticas, el teatro, el cine de Rosario.
Los grandes deportistas y sus logros. Científicos premiados, personajes populares y mitos. Nada fue por arte de magia y en estos dolorosos tiempos de crisis y violencia la historia nos puede tender un puente para retomar rumbos extraviados.
A Rosario y a los rosarinos todo le costó sacrificio y perseverancia. No hay porque esperar que pasen dos o tres siglos. Rosario tiene ya una rica historia por conocer, por valorar y amar.
Sería altamente positivo también que, en ese verdadero corredor recreativo-turístico-cultural en que se ha convertido la costa central, se incluya una Casa de la Cultura a través de un emprendimiento mixto, a los fines de que, sin desmerecer al Museo de la Ciudad y el Histórico del Parque Independencia, un visitante pueda tener de manera moderna e interactiva una visión de la cultura rosarina en todas sus facetas, historia, agenda y sitios de interés, complementando e interactuando con las oficinas del Ente de Turismo.
Conocer más a fondo la propia historia inevitablemente nos llevará a apreciar lo logrado y nos dará impulso a honrarla con gestos y acciones en pro de una ciudad mejor.