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Roberto Piazza: “Ahora somos todos anormales”

Roberto Piazza, diseñador de moda, actor, cantante y escritor de trayectoria impecable, respondió las preguntas de La Revista del Siglo y dejó sentencias que definen su personalidad y lo muestran tal cual es, más allá de los inconvenientes que le ha causado la pandemia de coronavirus, incluido un accidente que sufrió en España.-Antes que nada contanos: ¿cómo estás?

-Dentro de lo que es estar en la Argentina, casi dos años sin poder hacer nada importante a los niveles que yo trabajo, estoy bien; pero no es la Argentina que conocí, ni que elegí, ni que quiero. Sólo espero que cambie pronto y seguir con las mismas ganas que tenía y que espero no se me borren.

-¿Qué te sucedió en España?

-En España, cuando llegó la famosa tormenta de nieve llamada Filomena, primero cayeron tres metros de nieve en las calles, lo que rompió todo a su paso, y luego eso se transformó en hielo; por ende, no podía salir de mi piso y cuando salí con botas no preparadas para eso me caí dos veces de espaldas, doblándome un pie y la mano derecha, y las cervicales… A los dos días y cuando ya a miles de personas les pasaba lo mismo, me caí de nuevo, ya afectándome la columna muy fuerte. A los 20 días empezaron los dolores fuertes y tuve una caída de la escalera, ya que la nieve dura más de un mes; y me volví a doblar el tobillo. Los médicos me dijeron que debía ir a un hospital público, y me negué a ir. Decidí regresar a la Argentina un mes antes de lo planeado, para que me atienda mi obra social y bueno: fueron mil complicaciones porque descubrieron que además de todo lo óseo, que ya de por sí era muy doloroso, tenía dos arterias tapadas y estuve en terapia intensiva diez días. Y me pusieron tres stents, cosa que fue fatal para mi psiquis. Ahora estoy en rehabilitación con el doctor Furman, porque no puedo manejar la mano derecha y la pierna izquierda me duele muchísimo. Quien no pasó por esto no sabe lo que son estos dolores. En fin, dicen que estaré bien; ya cambié mil pastillas, operaciones y lo que se imaginen y tengo los mejores médicos de la Argentina. Sólo la Virgen sabe qué pasará y a ella le pido. Mañana me vacuno por este maldito virus, al fin, y seguiré la vida como sea.

-¿Hoy es sólo un feo recuerdo o te dejó alguna secuela?  

-Me trajo de todo; lo que sucede es que como no se puede hacer nada más que online estoy todo el día dedicado a mi recuperación, que es preocupante.

-¿Pensás volver a España pronto?

-Si todo se salva de esta maldita pandemia debo ir a Los Ángeles y luego a Madrid, y a Rusia para fin de año, pero nadie sabe nada: esto es el día a día.-¿Cómo te afectó la pandemia?

-Me afectó más psíquica que laboralmente; obvio que gasté todos mis ahorros y vivimos controlados, pero me preocupa entrar en depresión y caer, ya que tengo mil planes maravillosos que los remaré de nuevo, por tercera vez, cuando haya espacios para hacer desfiles, recitales de música, etcétera. Sólo las escuelas siguen abiertas, ya que se dan clases online, vía zoom, las cuales yo doy una especial a todos y, día a día, los docentes… que son de 23 escuelas en la Argentina, es muuuuchooooo.

-El distanciamiento en muchos casos ha afectado a las personas con temor y angustia; ¿vos cómo viviste la relación con tus vínculos?

-Hay gente que no la veo hace dos años y ya me da miedo verlas y tocarlas; de hecho hace dos años que a mi mansión llega sólo una asistente mía, que está encerrada en su casa y nadie más; yo no salgo ni a la puerta.

-¿Dónde pasaste esta pandemia?

-La pasé el año pasado diez meses en Buenos Aires, luego fui casi cuatro meses a Madrid, donde tuve ese accidente, y llegué aquí y no salgo; sólo al médico, doctor Furman, o a la clínica La Trinidad. Terapia, bien, la psicóloga a mi casa, y nadie más.-¿Cómo influyó en tu trabajo?

-El trabajo: las escuelas online y la moda; a veces me llaman por un vestido para el año que viene. Es fatal para todos.

-A falta de reuniones sociales, ¿cómo puede la gente lucir tus modelos?

-En su casa; por ejemplo, los convivientes hacen una fiesta para la familia y me compran un vestido más sobrio, para verse bien dentro de su casa. Más que eso no se puede.

-¿Utilizás la virtualidad para mostrar tus tendencias?

-Sabemos que la risa es un factor sumamente importante en la vida de todos: este último año fue muy difícil…

-Vos, como persona con una empatía innata, ¿cómo hacés para no perder dicha risa?

-La risa la perdí hace varios años, sólo la recupero cuando estoy con alguna amiga que quiero mucho y con mi pareja, a veces. La Argentina y sus gobiernos, todos son tóxicos y nos sacaron las ganas de ser y seguir.

-¿Hoy qué te inspira para crear esa moda que te hace único?

-La inspiración no se va. Sigo igual, con materiales que tengo; maravilloso, más lento y me distraigo con eso, pero a paso lento. A mi inspiración no la mata ni un cáncer.

-¿Te parece que hoy por hoy la estética ha cambiado de acuerdo con este mundo pandémico?

-La gente no tiene ganas de nada; está violenta, agresiva. Sacó a relucir todo lo peor de nosotros. Por ende, yo sigo mostrando mis creaciones en redes sociales pero es sólo para que las mujeres y todos sepan lo que estoy haciendo; y todas ruegan que llegue el momento de poder usarlas. Parece frívolo, pero es así de traumático, mas allá de la enfermedad, obvio.

-¿Sentís libertad para crear?

-Sí, mi mente en mi casa es libre. Eso no se apagará jamás con nada. Sólo que más lento y algunos días…

-¿A quién te gustaría vestir?

-A todas las mujeres del mundo. -¿Qué es lo que hace bella a la mujer?

-La clase, el estilo, el charme, el glamour. No es la belleza que te hace bella, es tu yo interior.

-¿Cuáles son los patrones estéticos?

-Hay patrones estéticos por décadas, pero a mí no me interesan. Bello es lo que interiormente a mí hace sentir feliz y a una mujer también.

-¿Qué representa para vos la rosa?

-La rosa es la reina de las flores y Santa Teresita me la regaló para que yo la use en mis creaciones: “Rosas rojas sin espinas”.

-¿Cuál es tu deseo?

-Volver a reír, salir, estar con mis amigos, trabajar y todo lo normal. Lo normal desaparece y ahora somos todos anormales, por eso hay que cuidarse de los virus y de la gente mala, muchoooooooooooo. Es lo que hago día a día. En fin, ser feliz y no escuchar a idiotas que dicen mentiras y corrupciones y nosotros les pagamos sus sueldos con impuestos de locura. Da asco eso. Somos perros golpeados desde donde se lo mire.