Pulsa «Intro» para saltar al contenido

¿Amar o ser amado? ¿Ame o me enamore?

Muchas veces pasamos por la vida anhelando que nos amen, invertimos demasiado tiempo, energía y hasta nuestros propósitos con el fin de sentir que esa persona que elegimos en tal o cual momento nos ame, lo demuestre, se desviva por hacernos saber que realmente nos ama y que somos solo para ellos una persona única y especial.

En el consultorio la gran mayoría de los pacientes  vienen con la aflicción de si son amados por sus parejas, es una preocupación que genera muchas ansiedad y también angustia, porque ponen una vara muy alta en función de sus propias expectativas de ser amados.

Pero la no respuesta aparece cuando les pregunto si ellos han amado o están amando. Que es muy distinto a la respuesta que generalmente se produce después de unos segundos de silencios…

Si estoy enamorado/a, esa no era la inquietud que planteó ante tanta insistencia a la pareja erótico afectiva.

Ya que amar es una emoción distinta al enamoramiento o deslumbramiento que nos produce en el inicio del vínculo, nuestra pareja.El silencio continúa y diría que la gran mayoría responde que no sabe si están amando a quienes se les reclama. O sin han amado alguna vez. Muchos nombran, lo que sentí por tal o cual persona cuando tenía tantos años; no eso no lo sentí nunca mas … Ah, entonces te has interrogado alguna vez si ¿has amado o solo pretendes ser amado?

Aristóteles en la Moral a Nicomaco plantea un capítulo en donde ya habla que se prefiere ser amado antes que amar (dos milenios atrás) ¡Uf! si ha pasado agua bajo el puente ¿No?. El filósofo plantea que la mayor parte de los hombres movidos por una especie de ambición prefieren ser amados antes que amar, ya que ser amado implica tener aduladores. Lo que plantea es que se busca ser admirado y estimado. Dando por sentado una disparidad de posiciones. El ser que se siente amado está en una posición superior del que ama…

Cuando nos ponemos a repasar nuestra existencia el poder decir he amado es uno de los placeres, sensaciones y emociones  más enriquecedoras que  vivenciamos. Sentir que el corazón y el estómago se salen del cuerpo a través del tiempo, es una emoción infinitamente bella, desear que a esa persona todo le salga de maravillas es despojarse absolutamente del ego que dista mucho de yo. Ego y Yo son diferentes.

Obviamente que es enriquecedor sentirnos amados y más si es justamente de la persona que estamos amando en ese mismo instante.

Desde  que nacemos comenzamos a luchar en pos del amor, de la atención, de la mirada amorosa de quien nos acobija en los primeros años de vida, se presupone que nuestros cuidadores son la primera fuente de amor, pero de ellos hacia nosotros ya que nos van construyendo en esos momentos. Entonces ¿salimos de esa etapa inicial cuándo vamos en la búsqueda constante de ser amados? O será que realmente esa etapa fue infertil y ¿vamos buscando aquello que nos faltó?

Creo que al ser criados en una sociedad que siempre habla de la falta se va corriendo detrás de esa búsqueda de la media naranja, porque nos decían que éramos seres incompletos, nada más desacertado que esta afirmación que va cambiando con la educación emocional que poco a poco se va entremezclando en la sociedad actual, cada quien es un ser completo que va transitando el camino de la vida en la búsqueda de un par un similar que camine. Nuestro lado y viceversa.Para poder amar a ese PAR necesito salirme de mí mismo, para sentir esa bondad que se infiere en el amor, con límites de mi auto cuidado y auto amor. Si no me reconozco a mi mismo se hará imposible amar y muy posible enamorarme de lo que siento que me falta y qué presupongo el otro tiene para darme y “completarme”

Es por ello que para  poder amar hay que saber de los propios límites, porque si me pierdo estaría en la posición Aristotélica de la desigualdad y cuando entramos en el desequilibrio de no sentir reciprocidad es cuando aparecen las emociones de angustia y ansiedad que disparan un sinfín de signos y síntomas que nos dan diferentes patologías.

Es entonces pertinente mantener un soliloquio e interrogarnos sobre hasta dónde y  cómo me elijo para después trasmutar esa emoción en otro. Sin tener estos puntos auto regulados entramos en vínculos donde premia el desequilibrio pudiendo entrar en relaciones  no sanas.

Procura no quedarte con quien “te ame” sino con quien elijas. ¡Ojalá no te vayas de este mundo sin haber amado!