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¿Cómo detectar a una persona envidiosa y destructiva?

¿Quién no se ha topado en algún momento de su historia personal, con una persona que es envidiosa, maliciosa, y destructiva?

La envidia  es una de las emociones más nefastas que existen, arranco con una mala noticia, estas personas nunca van a sanarse. A más edad, más resentimiento acumulan.

Este tipo de temples están a nuestro alrededor sobrevolándonos como si fueran un satélite. Pueden ser familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc.

Lo que siempre debes tener en cuenta es que este tipo de sujetos están enfermos de ira, frustraciones y resentimientos.

Cuando detectes estos/as chupasangres ¡Debes escapar más rápido que el rayo de la luz!Son almas oscuras precursoras e ingeniosas a la hora de inventar historias para defenestrar a quienes envidian, su alimento es el conflicto, ¡pero ojo! de generarle el conflicto a ese prójimo con el cual se obsesionan, (ese alimento es similar al goce perverso) hasta tal punto que suelen volverse peligrosas, porque puedes estar frente a un individuo de estructura psíquica perteneciente al  narcisismo, psicoticismo, psicopática o borderline. Pero nunca serán neuróticas.

El envidioso, no desea lo que vos posees, lo que desea fervientemente es que VOS no lo tengas. Y hará todo lo posible para que lo pierdas, mostrando una cara absolutamente opuesta… se vislumbra como feliz y hasta te dirá que te admira por todo lo que logras, así sea un caramelo.

Los ojos del envidioso siempre están puestos afuera: en las alegrías, los logros o los talentos del otro. En lugar de mirar en su interior y apreciar lo que es o lo que tiene, se compara y siempre sale perdiendo. “¡Qué injusto!”, se dice, “a él/ella lo quieren más, a el/ella la ascienden. Soy yo quien merece eso”.La envidia nunca es placentera, porque pone a la persona en contacto con sensaciones de inferioridad de forma directa. Ocurre que los éxitos del otro le muestran su propia incapacidad e inferioridad.

La envidia puede oscilar entre la ironía, pasando por chismes que el envidioso esparce para desprestigiar al envidiado, hasta algo gravísimo.  La persona envidiosa padece de una violencia solapada.

En la envidia destructiva, la persona ve al otro como un estorbo. Si esa desazón  sigue creciendo puede planificar incluso la muerte. Esto, dependiendo de la estructura psíquica de su personalidad.

La envidia patológica es típica en la estructuras psíquicas de los/as psicópatas. Los envidiosos/as patológicos se sienten “imaginariamente” amenazados y angustiados por el éxito, la felicidad y prosperidad de otros, porque sienten que no pueden tener eso. Entonces, si no lo tienen, lo destruyen.Tips para identificarlas:

Las personas envidiosas se disfrazan con un fuerte carácter y personalidad manifiesta, de aparente perfección y rectitud. En esa coraza esconden la baja autoestima, frustraciones y desilusiones porque son conscientes que llevan una vida desprovista de autoamor, y aprecio genuino.

  • Ante un logro de alguien cercano se obstinan en apagar su brillo para ubicarlos a su mismo nivel, pues los envidiosos no quieren ser superados.
  • Disfrutan de menospreciar a las personas y hacer comentarios negativos sobre el envidiado delante de otras personas.
  • Las personas envidiosas tienen un lenguaje no verbal y por allí los puedes identificar. Es decir, demuestra alegría extrema ante una buena noticia. Se puede observar la sobre actuación.
  • La presencia de una persona envidiosa en tu entorno sabotea amistades, acaba con ilusiones, habla de ti a tus espaldas por la simple razón de apagar tu brillo.
  • Sufren de frustración generada por su complejo de inferioridad y su baja autoestima.

Este artificio que utiliza el envidioso lo hace para modificar conscientemente su aspecto o condición nefasta, para no ser reconocidos,  se transforman en personas  caritativas, compañeras, hasta llegan hacer cruzadas para ayudar a los vulnerables pero en sí, estafan a la sociedad en general, mostrándose como seres sensibles y empáticos.

Lo que tapan y disfrazan  en realidad son sus sentimientos frustración,  ira e incluso rabia.

Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro.” Cicerón