Damos la bienvenida a Locos por la Cocina mediante esta nota con su creador, en la que desglosa la fórmula del suceso. Estamos felices de que trabajemos juntos!!!
Y fue así que nos encontramos en la mañana de un martes desayunando en Alberdi con Willy y Pablo, su hijo; este trabajo, por así llamarlo, tiene esa magia de conocer gente maravillosa que te cuenta sus vidas café mediante y no podés parar de preguntar y querer saber más: querés entender cómo Willy llegó casi sin querer, sólo amando lo que hace. Sí, con mucha pasión, pero nunca imaginó la respuesta de la gente, que lo saluden por la calle con tanto afecto, que griten desde sus autos: “Gracias Willy”. Es lo que él destaca tanto: ama lo que hace, ama cocinar y eso se nota no sólo en sus deliciosas comidas, también en sus recetas. No guarda secretos, explica con total naturalidad paso a paso cómo hacer que esos platos queden deliciosos, cómo sorprender a los comensales. Pedimos otro café y seguimos hablando: me faltaron muchas preguntas y muchas más tazas de café, pero acá les dejo algunas de ellas.—¿Qué rol cumplía la cocina en tu infancia?
—De pequeño yo quedaba al cuidado de mi abuela, ya que mis padres tenían sus obligaciones laborales, y mi abuela se desenvolvía la mayor parte del tiempo en la cocina. Era la encargada de la comida de la familia: evidentemente para que yo no molestara (ja ja ja ja), me tenía alrededor suyo casi como ayudante, para entretenerme, y de paso a su vista. Teniendo las atribuciones de probar con el pancito la salsa. Con el paso del tiempo esos momentos, sabores, aromas, me marcaron el amor por la cocina. —¿A qué edad comenzaste a cocinar?
—Desde joven, a los quince años, con mis primeros pasos en la cocina.
—¿Por qué te interesaste en la cocina?
—Porque el que quedaba en casa la mayor parte del tiempo hacía la comida. Era una manera de ayudar en la familia.
—¿Quién te transmitió el amor por la cocina?
—Mi abuela y mi madre.
—¿Cuál es tu plato favorito?
—Es un gran dilema, son varios platos, pero me puede la milanesa a caballo con papas fritas; y unos buenos canelones también.
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—¿Qué es lo que nunca puede faltar en la mesa?
—Además de la cordialidad y la armonía, no puede faltar un buen plato hecho con amor.
—¿Qué es lo más importante de un plato?
—Que sea rico y nos guste a todos.
—¿Con qué te gusta sorprender a los comensales?
—Con propuestas novedosas y jugando con los sabores. Ejemplo: algún tapeo, entradas, aderezos.
—Cuando cocinás, ¿en qué pensás?
—No pienso, libero la imaginación y la creatividad en pos de lograr el objetivo final: «Que salga rico».
—¿Cómo comenzaste a ser ese Willy tan querido por todos?
—La realidad es que me empezaron a descubrir en las redes, y me conocen tal cual soy desde siempre. Digamos que siempre fui igual, solo que ahora soy más visible (ja ja ja ja).
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—¿Qué sentís al ser hoy un referente para tanta gente?
—Siento asombro, sorpresa, impensadamente me encuentro en este punto; por supuesto, agradecido por el público de tenerme como referente en base a un estilo de vida auténtico, sencillo, de familia.
—¿Sentís que algo en vos cambió desde que comenzaste este maravilloso camino?
—Sí, absolutamente. En especial en este tiempo de pandemia, donde las redes propiciaron este vínculo que se formó en una comunidad donde compartimos, además de recetas de cocina, cultura e idiosincrasia hogareña, recibiendo mucho afecto. Y eso lo valoro mucho.
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—¿Cuál fue la experiencia que viviste con la cocina que nunca vas a olvidar?
—Nuestro primer aniversario, una fiesta multitudinaria donde pudieron asistir algunos de nuestros seguidores y amigos, donde les cociné en vivo a cien personas. Si bien ellos nos conocían al vernos a diario en las redes, nosotros no a ellos. Due muy lindo y agradable el encuentro y el momento compartido.
—¿Tenés algo pendiente?
—Sí, viajar por el país, compartiendo experiencias gastronómicas en las distintas regiones; sería un gran sueño, ya que por estos tiempos muchas invitaciones de parte de la comunidad de Locos se ven pospuestas.