Por Rodolfo ‘Pocholo’ Mancuello
Es una de las figuras destacadas en lo que será un acontecimiento literario esperado y recordado en la deslumbrante ciudad de Carlos Paz. Llega con sus alforjas colmadas de sensaciones y experiencias acumuladas en una vida volcada a la pasión poética que expresa y conmueve en cada gesto, y que resume en esa estampa amable y cautivante que entrega a sus interlocutores. Nos ofrecerá su último libro »Íntimo duelo’ en el marco de la celebración del primer aniversario de los ‘Bosques de la Poesía’ en la Estancia La Quinta.
En una noche ideal en la víspera, la rosarina Florencia comparte mesa y recuerdos con sus pares Aldo Perfeniuk y Pedro Solans junto a sus esposas, recreando un instante privilegiado – casi de avant premier – de lo que entregará en esta visita a sus recordadas sierras de Punilla.
»Esta es una provincia que amo y donde tengo grandes amigos, pero también conserva un paisaje que se entrelaza con las raíces profundas de toda mi familia», confiesa.
Es que su tío Ángel Terencio Lo Celso, hermano de su padre, era un ingeniero civil y arquitecto argentino que bien puede ser considerado como uno de los introductores de la arquitectura moderna en Córdoba. «Los Lo Celso eran una familia numerosa y muy unida que nos marcó a los descendientes para toda la vida», describe la poetisa.
Y, mientras describe sus años de infancia y adolescencia cautivando a los presentes, va corriendo el velo de sus vivencias con imágenes que imaginariamente deposita entre las copas con las que – más de una vez durante la velada – propone celebrar el momento compartido.
»Los pájaros retornan al aire florecido y vienen los juegos y salgo al encuentro… inútil desviar la mirada a las paredes que laceran historias», estampa en uno de los rincones de »Íntimo duelo».
Florencia es así, entrega todo desde su mirada de docente y poeta, »porque la educación y la cultura son las que nos permite enfrentar la realidad que protagonizamos». No es entretenimiento o descarga psicológica, es simplemente el lugar que ha elegido para protagonizar la vocación que siempre hizo suya.
»Somos la generación que en los años ’60 y ’70 irrumpió para sacudir a toda la sociedad, para bien o para mal, pero que marcó un antes y después a pesar de ser devastada por la dictadura», señala para marcar su derrotero de actitud y militancia que la proyectaron para atesorar incontables premios recibidos por su obra, siendo dos veces secretaria de Cultura de la Provincia de Santa Fe y gestora principal – entre otras muchas iniciativas – del ya famoso Festival de Poesía de Rosario, que anualmente emerge con invitados de todo el país y del mundo.
Son los escalones de su vida – padres, familia e hijos – en los cuales Florencia nos va entregando un periplo envidiable de sensaciones que reflejan claramente un valioso mensaje de belleza interior buscando respuestas más decisivas, »para buscar siempre qué necesitamos ser y hacer como personas y ciudadanos. No existe otro camino».
»Era la emprendedora de colores y sueños, inventora de tiempos y distancias todo era posible. Ella era ella a la misma hora de la siesta… niña/mujer/hada madrina», desgrana Florencia Lo Celso en su obra.
Pasada la medianoche, los parroquianos ya se retiraron de esa esquina de bohemia y saber en el tradicional ‘Federico’ – y sus mozos apilan mesas y sillas -, entonces y atrapados por el encuentro, decidimos apurar los conocimientos que aportan el resto de los comensales que desembocan en el presagio inequívoco de lo que seguirá desde este viernes en la noche.
Terminamos hablando de todos, de Florencia, de Aldo y Pedro y otros tantos ‘imborrables’ más que por estos lares pasaron e iniciaron esta hermosa bendita huella. Y allá van… son los soñadores del sendero construido para esperanza de la Humanidad: los Bosques de la Poesía.
Vayamos a nutrirnos de lo que necesitamos.