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Rosarina por el mundo: Maite Sciara, se animó a más

Me llamo Maite Sciara. Vine a un intercambio en Arcata, que se encuentra al norte de California. Cumplí dieciocho años en el avión y estoy haciendo un trimestre del último año de la secundaria en N.P.A (Northcoast Preparatory of Arts) o mejor conocida como N.P.Gay.Soy no vidente y es un gran incentivo para mi poder hacer este intercambio e independizarme un poco más. La ventaja de este lugar es que es un pueblo chiquito, tranquilo y seguro, y se puede ir caminando a todos lados.

Al no ver, se me hace mucho más complicado andar por la calle y necesito de herramientas como el celular que me ayuda a orientarme. El tráfico descontrolado es un gran problema, por lo que necesitaba un lugar muy tranquilo para poder empezar, y además puedo aprovechar de la experiencia para perfeccionar mi inglés.

Statue of President William McKinley, by Haig Patigian (1906), Arcata Plaza, Arcata, California.

Me estoy quedando en una casa de familia con una chica de mi edad y sus padres.  Generalmente voy caminando a la escuela y a otros lugares como el taller de arte y algunos bares. Para poder hacerlo, afortunadamente, la escuela me brindó un instructor de movilidad que me ayuda a conocer la ciudad, me da muchos consejos y me enseña cómo moverme libremente por las calles.

La escuela es muy chica y tiene un ambiente familiar muy agradable. Es ideal para estudiantes de intercambio porque no es muy exigente en términos académicos, y así puedo enfocarme mayormente en otras actividades como en clases de guitarra, de cerámica y kickboxing.La gente del norte de California es muy tranquila y súper “hippie”, me encanta la onda del lugar, cada uno vive su propia vida y la mayoría no juzga al prójimo, pero aun así la gente de la escuela no es muy sociable, ya que no tienen como costumbre reunirse u organizar actividades los fines de semana. Las primeras semanas fueron un poco solitarias porque mis host parents se la pasaban trabajando y mi hermana de intercambio no me prestaba mucha atención. Al final pude hacer algunos amigos que son muy amables y paso mucho tiempo con ellos. De todas maneras, extraño los asados de los fines de semana y la calidez de los argentinos.

Me encantaría poder quedarme seis meses o un año, ya que recién en el segundo mes empecé a hacer amigos y acostumbrarme a todas mis actividades.

Arcata es perfecto para mi independencia, sería un sueño poder estudiar acá.