Las personas que han sufrido abusos sexuales suelen experimentar problemas emocionales diversos y complejos. Generalmente desde el acontecimiento comienza a desarrollarse la aparición de estrés postraumático, baja autoestima, culpabilidad o incluso llegan a sentirse sucio, estas emociones son frecuentes. Como así también pueden ser desencadenantes de la aparición de trastornos psicológicos más severos.
Las secuelas perduran hasta ya avanzada la edad adulta o incluso de por vida. Esto significa que los abusos constituyen un tormento aniquilador y silencioso para las personas que los han padecido, del que es difícil librarse. Además, estos efectos suelen manifestarse en diferentes circunstancias de la vida atacando la autoimagen, las relaciones sociales y la sexualidad. Destruyendo generalmente el amor propio. Es por eso que en las personas que han sido víctimas de abuso, en su vida adulta, sufren abusen de otras índoles, debido a que no saben defenderse o poner límites de auto respeto, y muchas veces cuando lo hacen al no tener los mecanismos de respeto y autovalía, se presentan como personas agresivas y otras pasivas.Muchas veces se dejan avasallar por compañeros de trabajo, jefes, amistades, y familiares, en su interior siempre está presente el miedo a dejar de ser querido, o ser abandonado si no aceptan los que otros le dicen o imponen. Les cuesta distinguir entre un pedido de una situación abusiva, algunas comparten características de caracteres ambivalentes, suelen poner los limites en los lugares incorrectos y ser desmedidamente empáticos en el sufrimiento ajeno, borrando así su propia vida o dejándola de lado para cuidar de los demás, porque no hay sujeto que entienda mejor en esta vida, lo que es sentirme abandonado y sin protección, muchas veces cometen excesos de cuidado y vuelven a revivir desde el desprecio o la falta de reconocimiento lo que hacen por cuidar a los demás, es que se exceden debido a la falta fundacional de amor.
Cuando los abusos se producen en la infancia o la adolescencia, lo más habitual es que la víctima haya reaccionado con pasividad. Pero ojo, decir pasivo no es decir que consintió el hecho aberrante ni mucho menos, ya que se debe al desequilibrio de poder entre abusador y víctima.
Aquí lo que prevalece es el miedo a sufrir daños físicos, las amenazas o la vergüenza, que hacen que el abusado lo sobrelleve en silencio. Esto hace que con el paso del tiempo surja también el sentimiento de culpa; es entonces cuando aparecen los reproches hacia uno mismo, del tipo “debería haber actuado de otro modo”. Pero no pudieron porque aunque no lo recuerden se encontraban amenazados, de una u otra forma, el violador/abusador infunde en la fibra mas intima el temor.
En las secuelas a largo plazo vemos que la víctima vea gravemente alterada su vida sexual. Así, es común que no se disfruten de las relaciones sexoafectivas, o que se desarrolle un comportamiento promiscuo. Otra secuela habitual consiste en la existencia de actitudes agresivas. Esta agresividad se puede mostrar hacia otras personas, en forma de maltratos, o hacia uno mismo, infligiéndose autolesiones. Una vez más, aquí todo variará en función del tipo y gravedad de abuso que se haya sufrido.La depresión es uno de los efectos más comunes. El niño se siente culpable por las agresiones sufridas y puede tener sensación de indignidad
Los adultos que han sufrido abusos no confían en sí mismos, en su entorno o en el mundo en general. Experimentando sentimientos muy intensos de ansiedad durante la edad adulta. Pueden tener problemas de relación y sentimientos de baja autoestima. Por ejemplo, pueden permanecer en una relación abusiva o poco saludable. El abuso afecta los sentimientos de autoestima, puede llevar a comportamientos físicos poco saludables como los trastornos alimenticios Los trastornos alimentarios y la obesidad son comunes en la adultez generalmente esconden “su cuerpo” detrás de la obesidad, para no ser deseados, ni mirados.
Re-victimización. La investigación sugiere que los adultos, especialmente las mujeres, que fueron víctimas en la infancia, corren el riesgo de volver a ser víctimas en la edad adulta.
¿Cómo se tratan los traumas por abusos sexuales?
Un primer paso para superar o tratar los traumas por abusos sexuales es afrontar lo sucedido. Aunque esto es doloroso, es la única manera de poder superarlo efectivamente. Por el contrario, intentar ocultar su existencia consiente o no, solo sirve para agravar y profundizar la problemática.El principal objetivo del tratamiento consiste en reelaborar y superar la experiencia traumática. Para ello, es fundamental procesar y entender lo que sucedió realmente cuando se produjeron los abusos; debemos pasar y padecer este proceso para poder interiorizar que no existe culpa alguna porque se fue víctima. La única culpable es la de la persona que lo cometió. Una vez asumido esto, se inicia el proceso de luchar contra los sentimientos de ira y vergüenza.
En la mayor parte de los casos, el tratamiento psicológico es suficiente por sí mismo. En este sentido, la labor del psicólogo es esencialmente la de acompañar y ayudar al paciente en este proceso. El tratamiento no es sencillo y por primera vez debo decir que no es rápido.
Ser víctima de abuso, nos aniquila y fractura, se sale adelante, pero es como cuando rompes una copa de cristal, pegas, pero la marca queda.
El abuso instaura a partir de que es perpetrado, por detrás de la violencia del hecho, la corrosiva violencia del silencio, de no poder hablar de ello porque te sientes culpable de que haya ocurrido. Y lo peor es que temes que nadie va a creerte porque como hemos dicho antes siempre está en nuestro entorno más cercano, y esa persona el abusador es alguien con falsa empatía y poder.