El estrés es una respuesta natural y automática del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes (por ejemplo, calor o frío, toxina química, microorganismo, trauma físico, reacción emocional fuerte). El cuerpo libera hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que desencadenan una serie de respuestas físicas y mentales. Estas respuestas incluyen un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración, así como una mayor agudeza mental y una disminución de la digestión y la respuesta inmune. A corto plazo, el estrés puede ser beneficioso, ya que ayuda a enfrentar situaciones complicadas. Sin embargo, el estrés crónico o prolongado en el tiempo puede tener efectos negativos en la salud, como problemas de sueño, dolores de cabeza, aumento de grasa abdominal, problemas digestivos, debilitamiento del sistema inmunológico y trastornos emocionales.
También existe el concepto de estrés oxidativo que es un desequilibrio en el cuerpo entre la producción de radicales libres y la capacidad del cuerpo para neutralizarlos con antioxidantes. Los radicales libres son moléculas inestables que se producen de forma natural en nuestro cuerpo como parte del proceso de respiración celular y también se generan en respuesta a factores externos, como la exposición al sol, la contaminación y el estrés emocional.
Cuando los radicales libres superan la capacidad del cuerpo para neutralizarlos, pueden causar estrés oxidativo y esto se asocia con una serie de problemas de salud, como el envejecimiento prematuro, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas y trastornos inflamatorios.
–¿Como afecta el stress en nuestra forma de alimentarnos?
–Algunas personas tienden a comer en exceso o recurrir a alimentos poco saludables, que el momento se sienten reconfortantes, como forma de lidiar con el estrés, lo que puede llevar al aumento de peso y problemas de salud a largo plazo. Además, el estrés crónico puede afectar el metabolismo y la forma en que el cuerpo procesa y absorbe los nutrientes, lo que puede influir en la forma en que se almacena la grasa y en el control del apetito. Por lo contrario, el estrés también puede hacer que algunas personas pierdan el apetito o tengan dificultades para comer adecuadamente, lo que puede resultar en deficiencias nutricionales.
Formas saludables de manejar el estrés con una alimentación adecuada y equilibrada:
Si bien es verdad que, cuando el estrés tiene orígenes emocionales o externos a nuestro cuerpo, lo que comamos no va a solucionar el problema, hay ciertos alimentos que pueden ayudar a mejorar la respuesta de nuestro cuerpo al estrés.
Según Selye (El padre de la investigación moderna sobre el estrés) “el hecho de que el estrés sea perjudicial o no se basa en la fortaleza del sistema. Desde una perspectiva puramente fisiológica, se puede argumentar firmemente que la entrega de nutrición de alta calidad a las células del cuerpo es el factor crítico en determinar la fortaleza del sistema”.
Entonces, apoyar la bioquímica del cuerpo siguiendo algunas pautas alimentarias es importante para atenuar el efecto negativo del estrés.Además de llevar una alimentación baja en carbohidratos refinados, diversa y colorida, puede ser útil enfocarnos en:
- Alimentos ricos en triptófano: El triptófano es un aminoácido precursor de la serotonina, un neurotransmisor que contribuye a regular el estado de ánimo. Alimentos como el pavo, el pollo, los huevos, los lácteos, los plátanos y las nueces son ricos en triptófano y pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo y reducir los niveles de estrés.
- Alimentos ricos en vitamina C: La vitamina C es conocida por su capacidad para reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Frutas cítricas como naranjas, limones y pomelos, así como verduras como el pimiento rojo y el brócoli, son excelentes fuentes de vitamina C.
- Alimentos ricos en ácidos grasos omega-3: Los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a reducir los síntomas del estrés. Pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas son excelentes fuentes de omega-3. También puedes encontrarlo en semillas de chía, semillas de lino y nueces.
- Alimentos ricos en magnesio: El magnesio tiene un papel crucial en la regulación del estrés y la relajación muscular. Algunas fuentes de magnesio incluyen las espinacas, las almendras, las semillas de calabaza y los frijoles.
- Antioxidantes, son sustancias que ayudan a neutralizar los radicales libres y proteger las células del daño oxidativo. Pueden provenir de alimentos ricos en vitaminas C y E, los carotenoides y los polifenoles presentes en frutas y verduras.Para reducir el estrés oxidativo, también es importante limitar la exposición a factores que generen radicales libres, como el tabaco y la radiación solar excesiva, y llevar un estilo de vida que incluya actividad física regular.