Tras años de navegar rumbo a las costas uruguayas, el crucero argentino Ciudad de Paraná actualmente está abandonado en un camping cercano al puente Zárate Brazo Largo a orillas del río que le da su nombre.
Construido en 1962 en los astilleros Río Santiago, esta embarcación de pasajeros integró la flota fluvial del Estado argentino realizando viajes diarios al puerto uruguayo de Montevideo durante el verano mientras en el invierno cambiaba con destino a Asunción del Paraguay.
Como una suerte de vidriera del esplendor del turismo fluvial argentino de los años sesenta, este buque conserva sus vajillas de porcelanas, cubiertos, planos del crucero, la cocina del lugar con todo adentro, caja fuerte, libros de registros de navegación, tableros con las llaves, un bar y un gimnasio completo.
Su actual propietario Bernardo Ditges detalló que el buque fluvial Ciudad de Paraná tiene tres metros de puntal, veinte de manga y 103 de eslora que en los últimos años sufrieron el deterioro del paso del tiempo más diferentes actos de vandalismo en su exterior e interior.
Aún así se mantiene como un atractivo digno de conocer porque el buque Ciudad de Paraná te transporta a una época gloriosa del turismo fluvial argentino a través de una experiencia única e inmersiva.
Según La Nación, en 1981, el barco fue adquirido por Ferrylíneas Argentinas S. A y posteriormente, en 1991, por Línea Mágica S. A. Sin embargo, en 1995 fue embargado en Juan Lacaze, Uruguay, según registros de la Fundación Histarmar.
Tras un tiempo fuera de servicio, fue rescatado por un grupo liderado por Raimundo Ocampo, quien lo devolvió a Buenos Aires para operar cruceros por el Río de la Plata, el Paraná y el Uruguay.
A finales de la década de 1990, después de ser operado por Turismo Babel Cruceros, el barco fue trasladado a Misiones, donde se convirtió en un hotel flotante en Puerto Iguazú.