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Dedicatorias desde el alma

Fuiste todo ganancia Angélica

Por Dante TaparelliEn términos de pérdida, diría que perdimos a una vecina de zona sur, a una escritora brillante, prolífica, admirable, siempre joven, irremplazable, a una amiga.

En términos de ganancia, ganamos ser la ciudad de Angélica Gorodischer, ser ese 0341 cuando daba su teléfono fijo. Haberla cruzado tantas veces, en tantos lugares. Tantos cafés en el Bar Victoria de Roca y San Lorenzo que también detuvo su reloj.
Tenemos una obra invaluable, creativa, actual, con lo mejor de la ciencia ficción y también con tías y primas casamenteras y con nenas que patean los tobillos de una sociedad vieja y nos enseñan a mirarnos distinto.
Nunca pude recuperar aquel foulard que extraviaste en mi cumpleaños, pero aquí no hay sombra por haber perdido nada.
Fuiste todo ganancia Angélica.

Te vamos a extrañar con el corazón.

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Angélica

Por Horacio Dobry Una de las tantas cosas que compartimos era el día de nacimiento, nacimos el mismo día, un 28 de Julio, con algunos años de diferencia; fue la madre de mi amigo de la infancia, el Goro y de la Ceci, mi amiga también de la adultez y de Sergio. Allí, en su casa, pase gran parte de mi juventud y según ella era su hijo putativo y aunque nunca supe muy bien que quería decir me encantaba tenerla a ella también como madre putativa, una madre que no sea la mía. En su casa dormí infinidad de noches rodeado de aquel inconfundible olor a libros acumulados, unos objetos extraños en mi propia casa, pero unos objetos adorados en casa de los Gorodischer. Siempre pensé que es a ella a quien, en parte, debo mi amor a los libros. Además de mi madre putativa, fue escritora, buena, muy buena, y feminista, y como si eso fuera poco hacía unas tartas que aún mi memoria saborea, y también acompañaba con admirable paciencia el veloz humor lingüístico de Goro padre, todo era allí cosas de lenguaje, siempre rápido, atrevido, ingenioso.

Gracias por aquel olor a libros, gracias por tus tartas, gracias por hoy poder llorar tu partida. Gracias por dejarme ser tu hijo putativo.

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Angélica Gorosdicher, la reina roja

Por Reynaldo SietecaseEsa es la imagen que tengo y siempre tendré de Angélica Gorodischer. Su cabeza roja encendida e incendiada, su “preciosa cabellera” iluminando todo a su alrededor. Su inteligencia, su humor, su valentía, su humildad, su elegancia, como banderas del entusiasmo. Y, claro, su enorme talento. Ese don que la convirtió en una de las autoras más relevantes de la literatura fantástica del mundo. Un título que la incomodaba, pero al que estaba asociada irremediablemente después de la publicación de su gran libro: Kalpa Imperialen los ochenta.

Defendía así, con ese gesto de cuidado malestar, al resto de su obra tapizada de novelas y relatos magníficos. Era, además, su defensa de la imaginación sin límites. “¿Qué es la realidad? ¿Cómo va a ser la realidad lo que se ve? ¿Siempre hay sombras, otras cosas, algo más?”, desafiaba. Siguiendo ese razonamiento es posible imaginarla, lejos o cerca, en el cielo de los artistas o en la dimensión desconocida, seguramente del brazo de su amado “Goro”, el gran compañero de su vida. Si ese sitio de los deseos existe, tal vez, recibirá alguna queja de Ray Bradbury al que calificó de demasiado sentimental y “blandito”; brindará con Mary Shelley y se dará el gusto de charlar con su admirado Philip Dick.

En este momento triste, sus lectores de todo el mundo se abrazarán a sus libros (más de treinta) y lamentarán que haya cesado la irrupción permanente de sus criaturas. Los vecinos de Rosario sumarán un pesar particular, los más lúcidos sabrán que perdieron a un familiar. A una de las hechiceras de la tribu. Me permito imaginar una pena equiparable a la que generó la partida de Roberto Fontanarrosa. Ese tipo de tristeza que alcanza, incluso, a quienes nunca la leyeron, pero se la cruzaban en las calles de la ciudad, en algún bar, o la veían debatiendo en los medios de comunicación sobre temas de actualidad o reivindicando el feminismo o hablando de literatura y rogándoles a los padres para que les lean cuentos a sus hijos.

“Escribo por escribir”, decía ante la pregunta reiterada que le hacían en charlas y presentaciones. Difícil encontrar una definición más precisa de esa necesidad abrasadora que la acompañaba desde que era una niña. Antes le había pasado “la cosa más maravillosa de mi vida: aprendí a leer”. Y por leer se hizo escritora. Más tarde dio un paso más, se convirtió en una máquina de inventar historias que se proyectaría por casi un siglo. Escribía sin especular y sin hacer concesiones. Aunque recibió muchos no esperaba premios ni homenajes. Buscaba lectores. En 2017, en una charla que brindó en la Universidad de Cuyo al recibir el doctorado honoris causa, reveló su secreto: “contar cosas que no le pasaron nunca a gente que no existió jamás”.

Como dicen que ocurre con las estrellas y con los autores entrañables, la Reina Roja se apagó en el espacio temporal, pero seguirá brillando en el corazón y la memoria de sus lectores.

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Angélica Gorodischer, la hermosa e intensa feminista…

Por Itatí Schvartzman…una de las tres escritoras de ciencia ficción más importante de Iberoamérica, falleció  en su sillón favorito mirando al jardín, en la paz de su casa rosarina hoy a los 93 jovencitos años. Como ella quería y dejó  por escrito:  «No quiero morir en terapia ni en un sanatorio. Espero hacerlo en mi cama, tranquila, con alguien que me agarre de la mano. Tampoco quiero un velorio, y sí ser enterrada en un cementerio jardín, con flores, en un cajón ordinario, que se pudra pronto»…

Tuve el honor de conocerla y me quedó grabada su respuesta a mi pregunta por su firmar siempre con el apellido de su marido, su amor eterno. Ella se apellidaba Arcal, el Gorodischer era el marido.

«Sabés qué pasa nena: a nosotras nos imponen siempre el apellido de un varón, y como soy feminista elegí el de mi marido por sobre el de mi padre. Quise ser Gorodischer, me encanta cómo suena de impronunciable,  como el tuyo. Además me entusiasma que crean que encima de mina, de loca feminista, soy judía.  Judía trucha no como vos, pero les molesta por igual. El tema es molestar nena, acordate de eso y molestalos».

Claro que me acuerdo, querida judía por elección,  querida feminista comprometida, querida escritora fantástica, querida moderna en serio, que en paz descanses querida Maestra.

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La enorme Angélica Gorodischer

Por Lucía VdevendettaAyer dejó esta forma de existencia la enorme Angélica Gorodischer. No una de las mejores escritoras de género de Argentina, una de las mejores escritoras y punto. Con una lucidez abrumadora, un humor y una imaginación fantásticas y un gran poder de conmover con su literatura y sus palabras, nos iluminó el camino a muchxs que escribimos y leemos en este rincón apartado de la Tierra. Tuve la suerte de empezar a leerla hace muchos años, de viajar en un ascensor de Puán con ella y el entrañable Goro, de cruzármela en charlas y de tener la mía propia en el 2017, cuando se le hizo un homenaje en la Biblioteca Nacional. Éramos pocxs, y sentí pena al comprobar otra vez cuán poco valoramos a lxs nuestrxs. Espero que ahora corra a leerla todo el mundo con la noticia de su muerte, que sus libros estén más vivos que nunca, para siempre. Ese día me dijo algo que nunca voy a olvidarme: «hay que seguir escribiendo». En tu nombre, queridísima Angélica, escribir, leer, investigar, curiosear todo lo que se pueda. Hasta la próxima. Qué honor haber compartido una parte de nuestra época.

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Gracias por tu obra

Por Mercedes FalcónAngélica Gorodischer murió en su casa, tal como era su deseo, sentada en su sillón preferido. Había dicho: «No quiero morir en terapia ni en un sanatorio. Espero hacerlo en mi cama, tranquila, con alguien que me agarre de la mano”, Ya en la década del 80 se decía abiertamente feminista. Aunque ha publicado libros muy diversos, es reconocida como una de las voces femeninas más importantes de la ciencia ficción en Latinoamérica. En 2003 se publicó la traducción al inglés de «Kalpa Imperial», realizada por Ursula K. Le Guin, máxima figura de la ciencia ficción anglosajona. ¡Te vamos a extrañar, Angélica! Gracias por tu obra, por tu humor, por tu aliento permanente para quienes te conocimos y consultamos.

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¡Partiste Angélica Gorodischer!

Por Cristina Martin¡Siento una gran tristeza! ¡Cómo no recordarte, si fuiste una MAESTRA con todas las letras! No hablaré de tu enorme y maravillosa narrativa,  porque sé que lo harán y muy bien. Hablaré de vos y tu maestría. Los jueves a la tarde durante dos años en los 90, desde muy temprano sentía una emoción casi infantil, hasta poder tomar tus clases, en horas de la tardecita. Teníamos que ser puntuales. Era ley. Llegar desde Casilda a tu casa de la zona sur de Rosario, era ya una aventura plena de zozobra y alegría. Eras exigente y reidera. Nos hacías leer lo que te parecía importante, dentro de tu línea narrativa y otras también. Hablabas poco de vos y tu familia, pero el Goro estaba literalmente presente. Pensar que llevabas su apellido por elección. Y eso lo reiterabas muy convencida.

Valoro enormemente que hayas defendido las banderas del feminismo en momentos en que el tema no estaba tan instalado como en la actualidad.

Me quedo con el último recuerdo: la llamada telefónica de uno de tus hijos por un libro de mi autoría, junto a una carta que dejé en la puerta de tu casa, hace un tiempo: » Mi madre está muy agradecida y emocionada. La recuerda siempre con mucho cariño, Cristina».

Sé que partiste como querías. Eso me pone bien, pese a la tristeza, querida MAESTRA.

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Despedimos con tristeza a Angélica Gorodischer

Por Facultad de Psicología UNREscriban: hay que escribir. No digo que escriban una novela estupenda, maravillosa, que va a ganar el premio Nobel; ni tampoco van a escribir una novela que hará a los editores pelearse para publicarla. Hay que escribir algo: un cuento pequeño, un poema. Escribir es terapéutico además, hace bien»
Angélica Gorodischer (feria del libro 2018 )

Despedimos con tristeza a Angélica Gorodischer referente de la literatura argentina, quien nos narró y ficcionó de modo único. Su obra es reconocida por introducir tempranamente la distopía para ilustrar la desigualdad y la injusticia. Además de su rol como pionera del género de ciencia ficción, fue una de las precursoras del feminismo dentro de la literatura: organizó tres encuentros sobre creación femenina en Rosario y dió más de 350 conferencias sobre escritura femenina. En la presentación de su libro «Las Nenas» en una nota de Telam, decía que estaba cansada de las mujeres vencidas en nuestra sociedad falocéntrica, mujeres que terminan muertas, alcohólicas, suicidadas. Por eso, quería contar literariamente que una nena también puede revelarse desde su lugar en la sociedad. Lloramos la pérdida de Angélica, nos quedan su obra y sus enseñanzas.

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Adiós Angélica

Por Víctor RedondoAngélica Gorodischer (Angélica Beatriz del Rosario Arcal de Gorodischer).

A tus 93 años despedimos a una cultora de la literatura de excelencia y de la amistad.

Quedan, como siempre, los recuerdos de las veces que estuvimos a tu lado.

La ciudad de Rosario y la literatura están de luto.