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Lucrecia Mirad, una escritora que se las trae

Lucrecia Mirad nació en Casilda y nos gusta decir que es rosarina por adopción.  

Estudió la primaria y secundaria en su ciudad natal, en el Normal Nº 2 y en Misericordia respectivamente, pero quinto, su último año de secundaria lo cursó aquí.

Y aquí se quedó para estudiar arquitectura en la UNR. Lucrecia es arquitecta y cursó toda su carrera en los turbulentos, creativos y revolucionarios años setenta. Además, ella construye con palabras, es escritora, de las prolíficas. También, coordina el Laboratorio de Autor, del cual nos hablará en una próxima entrevista. Ahora nos convoca la salida de HINTER su último libro, que se presentó el jueves 31 de marzo. «HINTER», última novela de Lucrecia Mirad y tercer caso del inspector Evidencio Triputti.

–Hola Lucrecia, podrías contarnos ¿cuáles fueron los disparadores para que cedieras un espacio de tu cotidianeidad como arquitecta y comenzaras a darle tiempo y forma a otro modo de construir, pero esta vez con palabras?

–Hola Mariel… Siempre escribí de manera furtiva y catártica. Empecé a hacerlo de otra  manera con el nacimiento de mi primera hija, Lucía en 1983 y enfrentándome con la “desertización” de los buenos libros para niños producidos por la dictadura siniestra. Yo le escribía pequeñas historias que las llamaba así “Las pequeñas historias de cada noche” porque se las contaba antes de dormir…–¿Cuándo nace, o al menos tomaste conciencia, de tus deseos de escribir?

–Cuando me di cuenta de que ese era mi verdadero lugar y que la arquitecta siempre había estado cerca, pero de una manera periférica. A la arquitecta la tuve que CONSTRUIR; a la autora la tuve que dejar salir. Me costó mucho construir a esa arquitecta, a la que le tengo mucho respeto.

–Pensaba que tu fuerza generadora no cesa de construir, ya sea edificios, viviendas que serán habitadas por otras personas que imaginaste sus vidas y en cómo hacerles su cotidianeidad más confortable y placentera, ¿eso hacen los arquitectos, no? Pero vos fuiste más allá, y comenzaste a inventar personajes para que vivan en tus libros,  en ese otro espacio que diseñaste relatando historias. Se podría decir que pasaste a diseñar otro tipo de planos…

–Entro a la respuesta por dos lugares diferentes. Las tres cosas que me gusta hacer, escribir, diseñar espacios y cocinar son básicamente lo mismo. A partir de elementos reconocidos como ladrillos, palabras o zanahorias, puedo armar un espacio sensible, para vivir, leer o degustar. Y los tres son, también, un proyecto intelectual. Y por otra parte, la arquitectura tiene leyes muy específicas referidas a la historia, a la física o a la química, también a la normativa, a las que me debo someter… en la escritura puedo subvertirlos a todos sin  que haya riesgos de vida. En cuanto a la cocina te iba a decir que también… y me acordé de Lucrecia Borgia y me doy cuenta que hay cosas que tengo que revisar…Me alegro mucho por tu capacidad de gozar siendo creativa.

–Ahora alternás entre la arquitectura y la escritura, ¿Cómo se llevan ellas dos? 

–Bien, me llevo bien con ambas. Pero la que me trae el mayor goce es la construcción abarcativa de esa realidad paralela que no llamo verosimilitud, sino realidad-otra . Realidad donde soy dios. Yo decido todo.

–Decía anteriormente que el arquitecto diseña y crea una vivienda tomando en cuenta el día día, el acontecer cotidiano y habitual de las personas para lograr que el futuro hogar sea funcional y confortable. ¿Eso te ayudó para imaginar y recrear vidas ?

–No tanto y sí. De hecho hay un sólo libro con construcción arquitectónica que está en proceso que es “PH ácido, íntimo y obsceno”, donde hay una referencia a los espacios privados, públicos o semipúblicos, que si bien es lejana; es imprescindible para su estructura de narrado. Lo que si me dio la arquitectura es la comprensión y construcción del espacio ficcional a partir de una estructura de narrado buscada y desarrollada desde el consciente.

La arquitectura también me dio la posibilidad de desarrollar el método que uso en EL LABORATORIO DE AUTOR… del que hablaremos en otra oportunidad.

–Has escrito mucho Lucrecia, vamos a nombrarlos por fecha:

“Batón y Poder”  UNR Editora 2012

“Fragmentos 2, Ciudad Gótica Editorial 2013

“Crimen en el Pasaje”, Ciudad Gótica Editorial 2013

“Crónica de una resurrección”, Ciudad Gótica Editorial 2015

“La Ley Muia”, Baltasara Editora 2019

“Azafrán”, en coautoría con Viviana Lepes , Editorial Planeta 2019

Belga chocolate Belga, Editorial homo Sapiens 2021

Hinter, Baltasara Editora/2022

–Te darás cuenta que no puedo escribir una novela por año. Cada novela me lleva al menos tres años. Las voy escribiendo superpuestas. Aun así antes de publicar la primera, tenía “letra acumulada”

–Desde Batón y Poder del 2012 y Hinter2022 el último salido del horno, ha transcurrido una década ¿fuiste cambiando el modo de escribir? 

–Si claro. Fui creciendo. Fui hablandando a la autora racional y dando paso a la escritora emotiva. Y fui trabajando la síntesis. La síntesis es un estado creativo que me apasiona…

–Tendrás tus rituales supongo o un método, escribís sólo de mañana, ponés el despertador antes que amanezca y tomás únicamente mate, por ejemplo… ¿podrías contarnos como es un día tuyo cuando te sentás a escribir? ¿Lo tomás como un trabajo disciplinado de tantas horas por día y las cumplís tengas o no ganas?

–Si, tengo rituales. La mañana es de la arquitecta y la tarde de la escritora. Soy una rigurosa adicta al trabajo. Y escribir me suma algo muy importante: una paz que me nivela. Escribo tomando mate. A veces con música si necesito ayuda para meterme en determinado clima, dentro de un registro muy amplio que va desde jazz, pop, rock o canto gregoriano. En cuanto a la disciplina,… soy disciplinada, pero no escribo si no tengo ganas. El acto de escribir no se hace solo escribiendo o desde alguna musa descolgada. Se piensa, se evalúa, se autocorrige y también se entra en etapas de silencio profundo.

–Y respecto a la escritura ¿podrías distinguir etapas o cambios de estilo? 

–No… no leo etapas. No sé si tengo un estilo. Intento poner mi letra en la construcción y articulación de las voces del texto y de la estructura elegida. No me siento a escribir si no encuentro esa estructura… tal cual haría la arquitecta.. Después, por supuesto que hay un modo que me pertenece, como pertenece el cuerpo a un actor que lo presta por un momento al personaje…

–¿Qué cosas te inspiran para armar la tramas de cada historia ?

–En este momento el tema de la identidad.desidentidad pasa a ser mi eje. Abordado con  la libertad que merece el argumento. Sea íntimo, familiar, social o dentro de un contexto abstracto.

–¿Qué es lo que más influye a la hora de inventar historias? ¿o mejor dicho qué cosas te provocan ganas de inventar una historia?

–No se… las ideas aparecen y les debo atención. Aparecen sin que las llame… Generalmente a partir de miradas absurdas o dolorosas de la realidad

–De tus libros, tendrás tus preferidos supongo, ¿podrás decirlo en voz alta cuál o cuáles y por qué, o sos como esas madres que les da cierto pudor reconocer que tiene preferencia por alguno de sus hijos?

–No se, cada uno tiene lo suyo: Batón es el primero, quizá el más inocente, pero lo quiero mucho porque es un reconocimiento al idealismo político narrado desde un tono de folletín de barrio. Fragmentos, Crónica o Chocolate tienen un fuerte contenido dramático. Crimen en el pasaje, La ley Muia y Hinter son policiales. Disfruto mucho escribiéndolas. Me divierto. La razonadora y yo nos divertimos. Azafrán es un sentido homenaje a las abuelas inmigrantes… No podría elegir… No.

–¿Qué es lo que más te gratifica a la hora de sacar un libro del horno?

–Haber podido. Siempre es un desafío vencer a la boicoteadora que te susurra en el oído…¿Y a quién le puede interesar todo esto que escribís?

–Hay un escritor francés que aseguraba escribir para ser mejor persona, ¿ y vos, ¿por qué escribís?

–Soy feliz escribiendo. Y eso me alcanza y sobra…

Escribo para entretener. Y esto que, generalmente se toma a la ligera, es una de mis mayores preocupaciones a la hora de escribir. Devenir una Sherezade-otra y tener al lector conmigo por Mil y una Noches. Por supuesto que siempre hay un tema, una estructura y una trama, solo que escribo por capas y cada uno que lee buceará hasta la capa que desee. El tema recurrente, como ya dije muchas veces, es la identidad. Algo tan doloroso respecto a nuestro género y respecto a nuestra posición de países emergentes… es decir, dependientes.

Escribir es un acto de felicidad que se completa cuando el mensaje llega desde mí, autor, hasta el lector. Y es por eso que en las presentaciones de mis libros no hablo de mí. La obra habla por mí… hablo con mi público, dialogo, converso, como si fuese una extensión de lo que deseo que suceda cuando termino una novela y se publica.

Otro día nos contarás sobre el placer que encontrás en la cocina, me gustó eso de poder armar un espacio sensible, para vivir, leer o degustar…

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