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Madres monstruosas, las que socialmente son ángeles

Lucio no es el único caso de violencia, seguida de tortura y muerte. Existen muchas madres de este estilo, que es fácil patologizar, pero en muchos de los casos, las conduce el odio hacia el padre de la criatura, también a desvalorizaciones que han sufrido en su infancia, o a la obligación que aun nuestra sociedad impone que los hijos deben ser cuidados protegidos y criados por las madres, ya sea que estén en condiciones emocionales conductuales sanas o no. De eso ¡el famoso patriarcado no habla!

En nuestro día a día nos cruzamos sin saber que existen muchos Lucios, se encuentran secuestrados por sus madres, atemorizados, abusados y violentados. Haciendo una infancia atravesada por la crueldad, la falta de apego y de amor.

Generalmente estas madres socialmente se muestran como víctimas, que cuidan a sus hijos solas, que “dan la vida” por sus retoños, pero en su fibra mas intima los detestan. Su narcisismo las muestra como héroes y muchos sujetos, alientan y alimentan estas bestias felicitándolas, desconociendo el padecimiento de niño o adolescente. Esta clase de madres, desde que sus hijos son muy pequeños, utilizan sus puntos débiles para poder manipularlos. Normalmente utilizan la pena, y repetirles casi de manera incesante a sus hijos lo penosa que es su vida, y lo desgraciadas que se sienten.

Con la lástima y la culpa que les generan buscan que las personas que las rodean, sientan la necesidad de hacer todo lo posible para que se sienta bien, y si se puede, incluso feliz. A costa de sus propios deseos como sujetos, no pueden pedir o deben buscar el momento de pedir afecto y con viento a favor pueden obtenerlo. Muchos de estos niños en terapia te cuentan que temen dormir, porque sienten que hay monstruos escondidos debajo de su cama. (sus madres)

Hay muchas personas que se preguntan ¿qué raro que eligió vivir con el padre? ¿Saben porque se preguntan esto? Porque esas mujeres son íntimamente machistas, en donde pareciera que la única con capacidad de amor y cuidado es la mujer.

Las madres separadas narcisistas victimistas, en la intimidad hacen la vida de sus hijos adolescentes un real infierno, los desprecian, los expulsan de su casa, como si fueran una bolsa de basura, son aquellas, que muchas veces en la adolescencia de sus hijos sufren de brotes psicóticos y desconocen la sensibilidad del menor, las acciones son también de golpiza, humillación, y hasta tenerlos como sirvientes de ellas mismas. Y si esto no lo cumplen los castigan con el desamor, creando en los adolescentes o niños, baja autoestima, autodesvalorizacion, llegando muchas veces al suicidio. Los ponen en la posición de vos vivís gracias a mi, y ahí arrancan con la lista interminables de acciones que hacen por ellos, todas falsedades porque en realidad lo que sienten es que ese hijo o hija le debe todo y debe venerarla. El precio que hace pagar a sus hijos es realmente alto, ya que los destruirá por completo por pura conveniencia.

Por mucho que nos pueda llegar a chocar, existen madres que conciben a sus hijos como simples objetos. Son capaces de todo por tener su atención, y obtener de ellos todo lo que se propongan.

Lo peor y más atroz aparece cuando haciéndose las víctimas no consiguen aquello que desean de sus hijos, esta clase de madres pueden recurrir a la violencia psicológica y emocional. En estos casos, puede utilizar el reproche, la crítica, o la agresión verbal con tal de someter a su voluntad a sus propios hijos. Las madres manipuladoras y victimistas tienen muy claro sus objetivos, y harán todo lo posible por conseguirlo, independientemente del daño y el sufrimiento que puedan generar.

Los hijos de madres narcisistas han crecido bajo una sombra femenina amenazante. Se trata de un estilo de crianza basado en el control y la falta de empatía. Son estilos educacionales habitados por la abnegación, la dependencia y el sufrimiento.

Hay una pregunta recurrente en pacientes adultos, que padecieron madres feroces ¿Alguna vez seré lo suficientemente buena/o para mi madre? Esta es una de las preguntas que más suelen hacerse los descendientes de madres  que presentan este  perfil de personalidad basado en el narcisismo y psicopatía.

No obstante, algo que terminan asumiendo mucho de estos hijos criados en dichos entornos es que sus madres carecían por completo de instinto maternal.  Que son expertas en suprimir identidades y en boicotear cualquier intento de independencia, la madre narcisista conforma sin duda uno de los perfiles más complejos y dañinos que podemos encontrar.¿Cómo sanarnos de una madre monstruosa y narcisista?

Lo primero con lo cual debemos trabajar es en  reemplazar la voz materna internalizada y negativa y crítica por una nueva: de del propio sufriente o sea del hijo/a del sujeto nacido de esa mujer. Una voz que debe tratarse con amor, con respeto y con mentalidad de crecimiento.

Un segundo aspecto crucial es aprender a desvincularnos de ellas, a poner límites. Hay que aprender a priorizarnos y a posicionarnos en el lugar que merecemos. Ese donde asumir proyectos propios, ese donde poder ser, actuar, vivir y respirar con total autonomía y libertad sin quedar supeditados al influjo narcisista padecido.

Lograrlo requiere tiempo. Es más, en muchos casos implica tener que poner distancia, ausencia sana y limites de esa madre narcisista No obstante, dar ese paso será invertir en salud mental y en calidad de vida.

Para lograr un real cambio en estas situaciones de violencia, física, simbólica y emocional, la justicia debe aprender a escuchar a los padres o familiares que acuden pidiendo el cuidado de ese menor que está en manos de su propio verdugo. Esta sociedad y la justicia misma  desestima la palabra del padre. Creo que necesitamos revisarnos desde varios aspectos societarios y profesionales poniendo en la punta del iceberg al menor, si esto no sucede estas bestias seguirán destruyendo las mismas vidas que engendraron.