–¿Quién es Marta Mercau?
–Nací en Rosario, un 22 de octubre de 1954, cursé tanto la primaria como la secundaria en el Colegio Adoratrices de Rosario. Soy hija de padre médico, especialista en dermatología y ciudadano ilustre, y mi madre era asistente social y docente.
Soy la tercera hija mujer. Afortunadamente para mis padres, después de mi, llegó el tan ansiado varón! Tuve una infancia tranquila. Vivíamos en una casa grande en el centro de Rosario.–¿Cómo era tu vida antes de montar este negocio y crear una marca tan reconocida en nuestra ciudad?
–En mi vida todo transcurrió en carriles normales hasta que terminé mis estudios secundarios. Allí me inscribí en la única facultad de periodismo que había en ese entonces en la ciudad. Me encantaba la carrera. Corría el año 1973. Fue una época difícil para el país. Dentro de la facultad empezaron a organizarse asambleas políticas y al ser ésta una facultad privada y religiosa –Sagrado Corazón de Jesús– sus directores decidieron cerrarla sin más trámites. Por consiguiente, perdimos el año.
Supuestamente iba a haber otra carrera similar en la facultad de Filosofía y Letras pero eso no ocurrió, por lo menos rápidamente. Debí haberme mudado a Buenos Aires, pero ni yo ni mis padres alentamos esa decisión.Al año siguiente empecé Profesorado de Inglés, a sabiendas que no quería ser docente de ninguna orientación ni tampoco de inglés, mientras tanto trabajaba en un comercio como vendedora.
En el año 1976 nació mi único hijo y me dediqué a full a él durante sus primeros cuatro años. Luego retorné al trabajo hasta el año 1987. Allí me quedé sin trabajo.
–¿Cuándo tuviste la idea de iniciarte en el rubro del calzado? ¿por qué tomaste esa decisión? ¿Fue algo que surgió de golpe?
–En esos años era difícil conseguir trabajo, y yo precisaba un determinado nivel de ingresos, siendo que, para aquel entonces, yo era único sostén de mi casa.
Ahí comencé a vender carteras de cuero que fabricaba un primo mío. A esto me dedicaba cuando conocí, hace 30 años, al que hoy es mi marido.
Él tuvo la idea de comenzar con calzados. Al principio fue vender otras marcas pero rápidamente nos dimos cuenta que los modelos que originábamos nosotros se vendían mucho más que los otros. Así nació THE BAG BELT.–¿Cómo surgió el nombre de la marca?
–Ese nombre en realidad era The bag And The Belt, porque éramos marroquineros. Luego pasó a THE BAG BELT porque la gente ya nos conocía así, de modo tal que así quedó.
–¿Cómo realizan la selección de los modelos, ustedes diseñan también?
–Hoy en día tenemos un pequeño equipo de diseño. Somos los creadores de todo lo que integra nuestras vidrieras. Es una carga bien pesada de llevar porque si no gusta o no se vende lo que hacemos, toda la gente que trabaja para la empresa se vería comprometida.
Es justamente en esta época del año que nos encontramos eligiendo y pensando qué vamos a ofrecer en el invierno 2022.
Una muestra lleva mucho tiempo. Nosotros proponemos el modelo, se lleva a un modelista que genera el modelo para luego cortar la muestra y se lleva a “aparar” o sea coserla. Se arma sobre una horma donde se le coloca la base que se ha elegido y luego pasa al “empaquista” que le da el final.
Ya lista la muestra hay que probarla en una persona que calce Nº 36. Y luego si todo está ok se hace la escala de todos los otros números.–Llegaste a abrir varios locales en diferentes provincias ¿cuántos y dónde?
Hoy la empresa cuenta con los siguientes locales: En Rosario (4); Santa fe (1); Reconquista (1); Salta (1); Tucumán (1); Mendoza (1); Neuquén (1); Capital Federal (1) y Corrientes (1)
–¿Pensás siempre en mejoras en la empresa?
–Siempre, y estamos innovando constantemente, aunque es difícil saber con certezas qué otra cosa se podría agregar o quitar al sistema para mejorar.
–¿Cómo ves hoy el mercado, en esta coyuntura tan atípica y extraña? y antes que comenzara la pandemia, cómo proyectabas el futuro? Ya se veía que la economía estaba muy en caída, muchos locales cerraban y no se vislumbraba una salida a corto plazo.
–Argentina, lamentablemente, atraviesa por picos en su economía que no ayudan a crecer. A esto se sumó la frutilla del postre: la pandemia. Dicha situación provocó el cierre de muchos locales y marcas.
Para nosotros no fue fácil tampoco. Hicimos lo único que sabemos hacer. Remar el doble.
De todos modos las consecuencias económicas se están pagando y considero que nos llevará varios años recuperar un buen ritmo.–Después de tantos años de trabajo y habiendo logrado mantener tu firma y el reconocimiento del público. ¿Qué cosas podrías enumerar que fueron motivo de orgullo, de satisfacción, cuáles pensás que deberías haber modificado o las resolverías distinto y por último, que cosas resaltarías para tener en cuenta a la hora de comenzar un emprendimiento exitoso….
–Seguramente nuestros mayores logros fueron superar la crisis del año 2001 y la última, y mayor, la pandemia. Ningún éxito comercial puede superar semejantes sucesos.
Resumiendo esta nota se me ocurre que si alguien decide “emprender” debe si o si tener fe en su producto, creer en él y poner el máximo esfuerzo posible para lograr sus objetivos.
Les deseo a estas personas el mayor de los éxitos. Ellos son los motores de nuestra economía y generadores de empleo genuino.