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Dualidad

Hay dos tipos de envases, unos de color celeste y otros de color rosa, en ninguno se logra observar a simple vista su contenido.

Algunas personas piensan que lo que define el color de los contenidos de estos envases son componentes de índole material, otros en cambio consideran que es una sustancia del tipo espiritual, otros que la coloración es un fenómeno derivado del desteñido de sus historias, y otros prefieren dar por hecho que por decreto de las leyes naturales todo contenido deberá contar indefectiblemente con el mismo color que el de su envase, celestes los celestes y rosas los rosas.

Están quienes al encontrarse con un envase, se interesan y se focalizan en conocer las características y propiedades de su contenido, si es luminoso, fluido, opaco, rígido, si quema o si es de frías cenizas, comprendiendo que la calidad de cada conjunto envase-contenido no la confiere la condición de coincidencia de colores entre ambos, sino otras cuestiones algo más sustanciales.  Hay otros, que en cambio, al encontrarse con un envase prefieren eludir ahondar en los estados, atributos e intencionalidades de su contenido, concentrándose curiosamente ante todo en determinar cuál debería ser la correcta combinación de colores entre ese envase y su contenido, haciendo uso de un mecanismo que consiste en afirmar o negar y perseguir o evitar los razonamientos que fueran necesarios para poder llegar a la conclusión que consideraban apropiada desde el inicio, justificada por longevos prejuicios de contradictorios argumentos.

Cuentan que un día, algunos pocos señores y señoras de este último grupo se fueron despojando de algunas emociones primitivas y comprendieron o por deducción analítica o por reflexión como seres sensibles, que lo esencial de los conjuntos envases-contenidos residía únicamente en los contenidos, logrando percibir a los envases tales como realmente eran, traslúcidos, como los de las mermeladas, pudiendo al fin conocer con adecuada libertad la magnitud y trascendencia de cada uno de los interiores que contrastan con sus envases.   Cuentan también, sin embargo, que el resto de las personas de ese último grupo, han solicitado que incluyan en todos los envases la descripción de sus colores en sistema Braille, para poder continuar calificando mermeladas sin la necesidad de tener que fijarse que hay adentro, en sus profundidades.