El nuevo éxito de Netflix se basa en unos acontecimientos históricos mezclados con ficción, como sucede en la novela que adapta de Robert Harris.
Esta ficción histórica basada en la novela Enigma toma como eje la firma de los Acuerdos de Munich de 1938 y los intentos de dos viejos amigos de impedirla. Con George MacKay, Jannis Niewöhner y Jeremy Irons.
En otoño de 1938, tal como se cuenta en la película, tiene lugar la Conferencia de Múnich, donde se negociaron los detalles y se firmaron una serie de documentos que pondrían fin a la Crisis de los Sudetes, que se remontaba a principios de siglo. De esta Conferencia salió el Acuerdo de Múnich, por el cual se aprobó la incorporación de Los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia, a Alemania. De esta forma, Hitler se comprometía a no invadir el país del este, aunque de poco sirvió a efectos prácticos.Este encuentro supuso una auténtica trampa del Führer, que seis meses después invadió no solo Checoslovaquia, sino también Polonia, Dinamarca, Noruega y Bélgica, a las que siguieron otras naciones europeas. La incapacidad de prevenir la guerra durante esos meses de 1938 convirtieron esos acuerdos diplomáticos en los más desastrosos de la historia. Y en parte se debió a la actitud que mantuvo Arthur Neville Chamberlain (Jeremy Irons), que fue catalogada por muchos historiadores, de una total ingenuidad por parte del Primer Ministro inglés, al ver la película pensé que fue mas bien una actitud llena de soberbia, con un tratamiento despectivo hacia un rústico, autodidacta y nuevo caudillo (Führer ).Sin embargo, hay dos personajes que hacen la ficción mucho más dinámica y atractiva, pese a que no fueron reales. Los dos jóvenes, Hugh Legat (George MacKay) y Paul von Hartmann (Jannis Niewöhner), en el filme intentan detener el acuerdo y destapar las verdaderas intenciones de Hitler (Ulrich Matthes), activando un intenso suspenso con su trama de espionaje. Pero que no existieran en la realidad no implica que no estén inspirados en auténticos miembros de la resistencia antinazi. Entre los referentes podemos encontrar al diplomático Adam von Trott zu Solz, un abogado alemán que se afilió al Partido Nazi solo para recabar información que pudiera acabar con Hitler, aunque aquello le costara la vida en 1944. La película es excelente y las actuaciones soberbias, todo me resultó de primera, la ambientación, la fotografía, la trama, el ritmo que logra, ¿qué más puedo decirles ? siii, algo más: que la vean y disfruten (y sufran) como yo…