Generalmente nos pasa que nos damos cuenta que empezamos a olvidar algunas situaciones, como por ejemplo que nos dijeron, llegar a algún lugar y no saber porque estoy ahí o a que vine, donde deje las llaves, que tenía que hacer tal día, estar hablando con alguien y no recordar su nombre, no poder nombrar un hecho o un lugar en donde estuvimos, el nombre de una calle, si tome la medicación o no, algo que nos puede empezar a preocupar o simplemente llamar la atención debido a que eso que quiero nombrar o recordar no lo puedo traer a mi memoria.
También podemos darnos cuenta que un familiar empieza con esto que antes mencione, la mayoría de las veces, estos olvidos nos pasan varias veces en el día, entonces lo relacionamos al estrés, o que estamos haciendo mil cosas por segundos.Pero ¿cuándo un olvido que auto atribuimos al estrés deja de ser un autodiagnóstico?
Desde que nacemos empezamos a envejecer, entonces nuestra memoria con el paso del tiempo va sufriendo su deterioro lógico, hay veces que necesitamos que nos repitan varias veces algo para poder entenderlo o guardarlo en la memoria o sea, recuperar de nuestra propia CPU un recuerdo nos puede llevar más tiempo o bien van a tener que ir acompañándonos en el relato para recordar el evento que nos están detallando. Hasta aquí nada para preocuparnos, solo admitir que el motor empezó a declinar.
Entonces deja de ser normal, cuando ayudas a alguien o te ayudan a traer a la memoria un recuerdo y por más esfuerzo que hagamos eso no se evoca, no aparece, se perdió… esto es lo que sucede en las personas que padecen o empiezan sus primeros pasos en la enfermedad de Alzheimer u otros trastornos degenerativos neurológicos.Por otro lado hay distintos trastornos de la memoria y no todos están relacionados con la edad o la demencia. Tales como la depresión, la ansiedad, la falta de vitaminas, estrés o el hipotiroidismo entre otras, así como los efectos secundarios de ciertas medicaciones que pueden causar problemas de memoria, pero afortunadamente son tratables y rápidamente revertidos.
Vamos por el principio, ¿cómo trabaja nuestra memoria? Tiene tres funciones básicas: recoger nueva información organizarla para que tenga un significado para luego recuperarla cuando se necesita recordar algo.
El recuerdo de rostros, datos, hechos o conocimientos consta de tres etapas: codificación, almacenamiento y recuperación, la codificación: es la transformación de los estímulos en una representación mental. En esta fase es muy importante la atención con que se procesan los estímulos, el almacenamiento: consiste en retener los datos en la memoria para utilizarlos posteriormente, la recuperación: es la forma en que las personas acceden a la información almacenada en su memoria.
En general hay dos señalas de alarma que pueden preocuparnos, una es cuando la gente tiende a repetirse, a hacer las mismas preguntas constantemente o a contar las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta de que están repitiendo esa información; la otra es cuando alguien pierde la capacidad de hacer algo que antes sí podía hacer, como manejar, cocinar, la ejecución de nuestro propio trabajo.Esto generalmente lo empieza a percibir nuestro entorno, entonces son ellos quienes se ponen en alerta que algo no estaría funcionando adecuadamente. La mayoría de las personas a las que se les marca que estas dos situaciones están cada vez más llamativas, se enojan o se niegan en acudir al neurólogo que es quien tomara la conducción si estamos frente a un trastorno de la memoria.
Debemos prestar atención entonces para saber si se debe acudir a un profesional de la salud, si el recuerdo no aparece por más esfuerzo que se haga, y en repetición llamativa de repetir algo constantemente.
No todo es estrés, falta de atención, o el paso del tiempo…