Me habrás escuchado decir, o susurrar tal vez, como el viento, que siempre quise una relación sana. Hoy, después de algunos días tristes, lo sano somos nosotros, por separado, sí, pero estamos sanos. Puedo de a ratos cambiar de parecer, por la tristeza momentánea de no tenerte, pero esta siempre será la realidad. No importa nada más.
Lo sano es recordarnos, saber que nunca me insultaste, que nunca te falté el respeto, que no hubo mentiras, que nunca utilizamos la violencia en ninguna de sus manifestaciones. No hay podio en el amor, ya sabes, no habrás llegado primera pero siempre serás aquella. Voy a quererte hasta que muera, es mi única verdad. No hay ciencia que la respalde, porque esta verdad no es parte de este mundo, es tan exacta que no puede fallar y tanto tu como yo sabemos que todo lo que vague por este mundo puede presentar alguna falla. Esta verdad no. No puedo correr ese riesgo. Por eso la mandé lejos para que nadie la moleste. Solo yo sabré ubicarla.
Lejos reposa ahora, como vos. Siempre quise verte volar porque allá arriba te atrapé y allá arriba quiero que estés siempre. En libertad. En un estado consciente de libre albedrío, de cuerpo y de mente, acompañada por esa sonrisa tan particular, inquebrantable como el escudo y tajante como la espada. Yo te estaré observando desde aquí abajo, atónito. No puedo alcanzarte.
Ahora caigo sobre el pasto y recuerdo mientras te veo volar de un lado hacia el otro. Me quedo con todo lo hermoso, con cada frase, con cada olor, con cada silencio. Cometas sobre el cielo, dispares rayos de luz que se alejan con el sol. De un lado hacia el otro. Y vas y vienes, y vienes y vas, y juegas con las hojas y el viento.
Se hace de noche. Mañana por la tarde quizás vuelva a verte. Ya no estás acá, y lo siento mucho. Hay una lágrima que dejo caer al suelo y tiene tu imagen, que es muy pequeña pero parece cargar consigo la condición mas hermosa de la vida, y cae al suelo y del suelo pasa al mundo, y el mundo es vida, y vos, al tanto de todo, allá arriba, me marcas el paso para que todo continúe. Me ayudas a pegar el brinco necesario, para recordar lo que fuimos y que ahora no tengamos que lastimarnos.