Desde mi experiencia adquirida en el ejercicio de la docencia culinaria con niños y adultos he abordado la alimentación desde un punto de vista integral.
Es fundamental tener conocimiento de que alimentarse engloba todos los aspectos culturales (religión, etnia, tradiciones familiares, etc.) afectividad y aspectos nutricionales. Encontrar un punto de equilibrio entre lo que es comer sano y alimentarse para satisfacer nuestro deseo es difícil pero no imposible, aprender a incorporar hábitos, alimentos variados en cantidad y calidad adecuada y a la vez, combinarlo con el disfrute hacen de la cocina una experiencia sumamente enriquecedora y agradable.
Los chicos tienen una mayor capacidad para asimilar estos conocimientos, lo que les permite llegar a la adultez con una formación integral que impacta directamente en la salud y en las emociones. La formación integral justamente implica nutrición responsable, cultura y placer. Estimulemos tanto a padres como a chicos para alcanzar este propósito.