Para los lectores de La revista del Siglo aclaro que el término «Hastalascejas” en clara homofonía con AstraZeneca, la vacuna inglesa contra el covid 19, intenta describir algo del hartazgo, la rabia, la indignación y varias cosas por el estilo que circulan entre muchos de los habitantes de la Unión Europea.
En esto no estoy solo.
En Europa estamos en plena cresta de la cuarta ola, o sea que en más de un año no tuvimos descanso alguno, a esta dura situación ahora tenemos que agregar las impudicias que desvela el tema de las vacunas.
En primer lugar, no podemos olvidar que las farmacológicas son empresas que están en manos de conglomerados de empresarios anónimos y de fondos buitres y que han usado ingentes cantidades de dinero proveniente de fondos públicos para la investigación y fabricación de las vacunas para paliar la emergencia sanitaria creada por el covid 19.
Una vez obtenido el viral todas las empresas patentaron sus productos haciéndolos propiedad privada.
Los Estados se ven impotentes de hacerse con las patentes cuestión que haría que en muy poco tiempo toda la población mundial este vacunada, o sea que aquí, y una vez más el neoliberalismo salvaje muestra toda su crueldad, y los Estados todo su servilismo.
Como si esta cuestión fuese poca cosa, tenemos la guerra abierta entre la Unión Europea e Inglaterra tomando esta vez como piedra arrojadiza la vacuna de AstraZeneca, empresa originalmente anglo sueca pero radicada en el Reino unido.
La empresa incumplió todos sus tratos sobre la entrega y distribución de su vacuna dejando en evidencia su poder sobre la Unión Europea; quien respondió a través de la agencia europea del medicamento poniendo la lupa sobre un efecto muy raro que puede producir la vacuna, los trombos.
Este nuevo episodio de la perversa contienda económica apoyada por la orgia desinformativa de los medios de desinformación, no hace más que generar miedos.
Por eso; quiero ser nariz u oreja, pero sin escuchar ni oler lo que se cuece en ese mundo.