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El covid también circuncidado

La verdad es que a pesar de mis orígenes y mis apellidos, cosas más o menos de igual valor, solo me siento un poco judío en contadas ocasiones: hoy sin ir más lejos me sentí bastante judío y hoy, como cada vez que esto me pasa, me volví a preguntar sobre este extraño suceso, sobre las cuestiones del ser.

Lo que tengo identificado sobre este resbaladizo sentimiento de pertenencia judío es que me sobreviene cuando leo o escucho alguna noticia sobre antisemitismo, es ahí, justamente ahí cuando me siento judío, cuando me siento señalado, perseguido, acusado, casi en peligro. Cosas del ser.

Hoy es un día de esos: en la portada del periódico El País leí que las protestas que vienen sucediéndose en distintos puntos de Francia en contra del pasaporte sanitario cada día toman un cariz más antisemita, al parecer hay una corriente importante tanto en Francia, como en Europa en general, que achacan a los judíos esta nueva pandemia como ya ocurriera con la peste negra en el siglo XIV cuando se acusó y persiguió a los judíos por creerlos culpables de aquella peste.

Hoy las portadas de los periódicos reflejan la peste xenófoba en toda su plenitud: los judíos culpables del covid y las mujeres afganas volviendo a la casilla de salida por el avance talibán. Estas son solo dos situaciones de rechazo al otro, dos de las tantas que merodean en la sociedad de las grandes libertades.

Esta peste, la auténtica peste de desplazar en el otro lo más insoportable de uno mismo, ya está muy bien establecida desde el psicoanálisis.

Freud lo señaló y Lacan lo formalizó, lo verdaderamente insoportable es nuestro propio goce, nuestra propia manera de satisfacción, todos estamos habitados por algo que se nos hace indigerible: la otra raza, el otro sexo, la otra creencia, el otro credo: en realidad la operación de la que se trata es de proyectar en el otro lo más íntimo de uno mismo que a su vez suele ser lo más repulsivo. Así, vanamente, pensamos que no se trata de nosotros: lo insoportable siempre está en el otro.Pero este saber no me pone a resguardo del miedo que los acontecimientos toman; más bien me hacen ser cauto y por eso digo mi opinión; no vale callar. Lo que aisló el psicoanálisis, lo que auguró tanto Freud como Lacan es que este empuje xenófobo es inextinguible por ser estructural al ser humano, la cuestión es que algunos, muchos, quizás demasiados se entregan a dejarse llevar por el empuje a culpar al otro de lo insoportable que les habita con la idea imaginaria de que muerto el perro, muerta la rabia, o sea, con el exterminio del otro dejaré de sufrir por mis propias ideas que no encajan con mi ideal.

Las autoridades lo intentan tibiamente, en Francia ayer encarcelaron a una mujer por acusar públicamente a políticos y dirigentes judíos de colaborar con supuestas conspiraciones relacionadas al covid.

Qué duda cabe de que son momentos demasiado propicios para el resurgimiento de las extremas derechas y sus máximas excluyentes, en realidad está todo a su favor, son casi una respuesta lógica al aplastamiento subjetivo que conllevó el neoliberalismo como idea hegemónica.

Estamos en manos del mercado y no de los estados y la defensa de las individualidades quedaron en suspenso hace ya mucho tiempo, por decirlo suavemente. Dicho más crudamente estamos en las peores manos.

Quizás, y es lo que más me preocupa, es que en estas protestas que seguramente tienen un punto muy legítimo en cuanto al aumento del control y a un higienismo desmesurado como respuesta al covid, no hay nada nuevo. Otra vez la culpa la tiene el judío, entre otros. Esta ola que recorre toda Europa y que no tiene numeración por ser incontable es la peor de todas las olas, es la ola de la intolerancia, la vieja y mal oliente ola de siempre.

Otra vez se busca un culpable en lugar de una salida, que ya de por sí está complicada.

Malamente. Mala, mente.

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Nota aclaratoria :

El artículo que el autor se refiere y que dio pie a esta nota fue publicado ayer lunes 16 de agosto en el diario El País: https://elpais.com/internacional/2021-08-16/el-antisemitismo-contamina-las-protestas-antivacunas-en-francia.html